lunes, 9 de abril de 2018

Música: Enka












Hoy vamos a intentar conocer un poco un género musical muy particular de Japón. Un género que puede que algunos conozcan y otros no: El enka

Por definirlo de una manera simple, el enka viene a ser el equivalente japonés de nuestros “cantantes folkloricos”. En España tendríamos nombres conocidos como Manolo Escobar, Rocio Jurado… en Sudamérica tendríamos nombres como Rocio Durcal o… bueno, no conozco tanto ese tema como para poner ejemplos. Sois bienvenidos los que queráis poner ejemplos.

Hablamos de lo que se puede considerar como “cantantes melódicos”. Normalmente acompañados de una pequeña orquesta y con temas centrados en el romance, la tragedia y todo eso. Reflejos hasta cierto punto de la tradición norteamericana de los cantantes con “Big Band” como fue Frank Sinatra y otros. Herederos de jazz porque nada surge de la nada.

Claro, una cosa es que se inspiren en la música de otros países, pero todos integran características autóctonas. La música melódica española incorpora elementos propios, y la japonesa también lo hace. Tampoco confundamos al enka con otros géneros folklóricos y con músicas que nacieron imitando directamente a la occidental. El enka es una mezcla entre oriente y occidente pero con un fondo fundamentalmente japonés. Una música que canta al amor, la nostalgia (lo que se conoce como el furusato o la nostalgia de tu ciudad natal), la pérdida. Quizás podríamos compararla con el tango argentino ya que como este también tiene unas melodías características.


Según parece, el enka nace a finales del siglo XIX y principios del 20 con raíces en música occidental, coreana y la poesía waka. Originalmente aparece como una forma de protesta o de difusión de ideas. La revolución Meiji abrió el país a los tiempos modernos, pero no tanto como para permitir la difusión pública de mensajes políticos contrarios a los oficiales.

De hecho el enka original se cantaba sin música como acompañamiento, era una música para interpretar en la calle, y posteriormente se le añadieron instrumentos fácilmente portátiles como el violín o la guitarra. En el siglo XX, concretamente en la década de los 40 el jazz se hizo popular en los años de la postguerrra y el género enka tomo muchos elementos del jazz. En estos años apareció la que se considera una de las figuras más representativas del género: Hibari Misora. En los años 60 y 70 influencias adicionales como la de cantantes como Elvis Presley añadieron elementos a esta música que alcanzó su mayor popularidad para ir decayendo en los años 80.

Aunque el enka es una música considerada a día de hoy “de personas mayores” no faltan las fusiones con ritmos más modernos y algunos de sus elementos aún se pueden encontrar en algunos temas.

En términos más técnicos, el enka es una música que combina instrumentos occidentales con japoneses. Estos pueden incluir el shamisen, el koto e incluso percusión con taiko. Usa una escala pentatónica (cinco notas por octava) conocida como “yonanuki onkai”que viene en dos modalidades: yonanuki mayor y  yonanuki menor. La primera más cálida y calmada es usada mayoritariamente por cantantes masculinos. La segunda es más emocional y es usada tradicionalmente por cantantes femeninas. El origen de estas escalas podremos encontrarlo en las escalas Rittsu y Ryo (escala de cinco notas sin semitonos) usado frecuentemente en cánticos budistas.

También tradicionalmente, los cantantes masculinos de enka suelen aparecer vestidos con traje occidental, mientras que las mujeres aparecen vestidas en kimono.

Otro aspecto característico de esta música es que sus cantantes suelen adoptar a menudo voces con vibrato y falsetes.

Ojo, esta es una mas de las muchas músicas que podemos encontrar, aunque el enka actualmente es una música poco extendida (como ocurre con sus equivalentes occidentales) fuera de determinados círculos, sobre todo por cuestiones de edad. Con todo sigue estando presente en concursos de televisión, o como música de fondo en locales de sabor tradicional e incluso como canciones disponibles en los famosos karaoke.

Lo mejor en todo caso es que escuchéis algunos ejemplos y os hagáis una idea.





¿Queréis mas? Youtube tiene literalmente cientos de vídeos de este estilo.




miércoles, 4 de abril de 2018

Literatura: Taiko












Aprovechando que estamos ahora en el apartado de historia por el periodo Muromachi, y dentro del periodo Sengoku aparecen los personajes más importantes de esa época, os hablaré del libro ideal para adentrarnos en la misma.

El libro al que hoy daremos un repaso se llama “Taiko”, y hace referencia no al instrumento musical de percusión tan conocido en Japón, y que se usaba también en las campañas militares. Hace referencia a un título que se concedía a los regentes retirados. Un emperador podía tener un “asistente” durante su infancia e incluso como adulto. En el primer caso se le denominaba sekkan (摂関) y en el segundo caso kanpaku (). El título de Taiko () se le solía dar un regente kanpaku retirado, pero en este caso se refiere a Hideyoshi. Esto es así porque al ser de origen plebeyo no pudo ser nombrado shogun.

Pero no adelantemos acontecimientos. Este libro (libros más bien) narran la infancia de Toyotomi Hideyoshi, de cómo entra al servicio del señor feudal Oda Nobunaga y de su ascenso paulatino desde ser un niño de familia humilde hasta llegar al puesto más poderoso del país. También nos narra lo que ocurre tras su muerte y el ascenso de Tokugawa Ieasu.


Estos libros no pretenden ser unos tratados estrictos de historia, de hecho es una versión novelada de los acontecimientos que aunque fiel a los personajes, fechas y acontecimientos se toma sin duda muchas libertades literarias para rellenar la falta de información personal en muchos casos.

El autor de estos libros es uno de los literatos más queridos y famosos de Japón: Eiji Yoshikawa.

Eiji Yoshikawa es el nombre de pluma de Hidetsugu Yoshikawa. Nació un 11 de agosto de 1892 en la provincia de Kanagawa, en lo que hoy es parte de la ciudad de Yokohama (al sur de Tokyo). Por problemas económicos en su familia se vio obligado a dejar la escuela a la temprana edad de 11 años. Entre otros trabajos, tuvo uno en el puerto de Yokohama donde tuvo un accidente que casi le cuesta la vida, de manera que se trasladó a Tokyo a trabajar como aprendiz en un taller de lacado. A pesar de abandonar la escuela a tan corta edad el siguió estudiando por su cuenta, interesándose sobre todo en la poesía y llegando a publicar cómics que eran acompañados de poemas haiku.

Con unos 22 años ganó un concurso de relatos con su “Un cuento de Enoshima”.  Poco después empezó a trabajar en el periódico Maiyu Shimbun en 1921 y en poco tiempo empezó a serializar su novela “Vida de Shinran” y a partir de ahí se convirtió en un escritor prolífico. Más de 20 obras, algunas de ellas de varios volúmenes a lo largo de los años (hasta más de 80 volúmenes en total). Hay que aclarar que muy pocas de  sus obras están traducidas al castellano, y pocas más al inglés. Su producción y popularidad eran tan grandes que se vio obligado a publicar bajo diferentes seudónimos. Se casó dos veces, fue además de un prolífico escritor un corresponsal de guerra. Fue tras esta época en la que escribió algunas de sus obras más famosas como la que nos ocupa y otras como “Mushashi” o “Romance de los tres reinos”

Murió el 7 de septiembre de 1962 por complicaciones son un cáncer a la edad de 70 años en Tokyo.

Yoshikawa ha recibido en Japón numerosas menciones y reconocimientos, siendo la mayor posiblemente la Orden de la Cultura (文化勲章 Bunka-kunshō) en 1960 y que premia a los escritores de especial relevancia japoneses.

Una parte importante de su obra no es original, sino una reelaboración de otras existentes (aunque tiene su producción propia, como el libro que nos ocupa). Esto es que cogió en más de una ocasión libros clásicos de difícil lectura, generalmente solo leídos por eruditos e historiadores y los convirtió en obras de fácil lectura para el público. Esto puede parecerles a algunos pueril, pero traer al gran público una obra como “El Heike monogatari” (un clásico del siglo XIII) y traerlo al gran público no tiene poco mérito. En España sin ir más lejos hay muchas versiones de “Don Quijote” que cambian mucho respecto al original, escrito en un español oscuro y complicado para muchos.

Taiko fue serializado en el periódico Asahi Shimbun, que sigue siendo a día de hoy el segundo diario más leído de Japón. Posteriormente se editó en once volúmenes en japonés, y en español se puede encontrar al menos en dos ediciones. Una en cinco tomos de la editorial Martínez Roca (que me temo estará más que probablemente descatalogada) y una más reciente de la editorial Quatemi en dos tomos.

Volviendo a la obra en si misma, esta incluye una gran cantidad de información en forma de nombres, fechas, clanes, batallas, estrategias y mil detalles que están históricamente contrastados. Por otro lado pensemos que es una novela histórica y obviamente no hay registros documentados ni de la infancia de Hideyoshi ni por supuesto de las conversaciones, chanzas y rumores que corrían entre los diferentes personajes en la época. Yoshikawa coge los datos históricos y los envuelve en una buena dosis de ficción en forma de relaciones entre personas. Lo cierto es que al margen de ser una ayuda interesante a la hora de entender esa época es también una novela interesante. Sin duda se inventó muchas cosas que simplemente no están documentadas, pero se las inventa teniendo en cuenta el carácter conocido de cada personaje. Por poner un ejemplo, nadie documentó como pidió la mano de su esposa Hideyoshi, pero Yoshikawa hilvana una ficción interesante y divertida que muy bien pudo ocurrir en realidad.

En lo que estaría relacionado con la calidad literaria, esta está fuera de toda duda. Es cierto que a menudo esto con gustos personales, pero Yoshikawa tuvo (y tiene aún) un enorme éxito de ventas, y no solo por los temas que toque en sus libros, sino porque es un escritor con una capacidad narrativa tremenda. Sus historias por decirlo de algún modo “enganchan”. Más si tenemos en cuenta que el formato original de muchas de ellas fue el de novela por entregas, y los autores de este género están obligados a mantener el interés del lector en fracciones pequeñas periódicas durante años. Hace falta un talento especial para ello y desde luego Yoshikawa lo tenía de sobra.



martes, 3 de abril de 2018

Historia: El período Muromachi I












Tras un periplo de siglos por la historia de Japón, llegamos a uno de sus Períodos más apasionantes. Un Período lleno de figuras históricas, batallas y acontecimientos que marcaron el país durante siglos. Ese Japón feudal de los señores provinciales, los ejércitos de samurai, ninjas, batallas, alianzas y traiciones. Todo eso que muchos han visto en el cine y que identificamos casi siempre con el Japón tradicional (o casi todo) aparece en este Período.

Nombres como Oda Nobunaga, Hideyoshi, Ieasu Tokugawa, Musashi Miyamoto, Hattori Hazo y muchos más aparecen en esta época. Muchos de los monumentos históricos, castillos, palacios y templos son también de este Período. Una época turbulenta y compleja llena de cambios que terminará con la instauración del shogunato Tokugawa que dará cierta paz y estabilidad al país. Aunque el camino hasta ese Período está teñido de sangre y fuego.

Tan grande es la importancia en este Período de los tres primeros nombres, que hay un famoso poema corto que resume el carácter de estos y que traducido aproximadamente dice:

(Nobunaga)       Si el culillo no canta, mátalo
(Hideyoshi)       Si el cuclillo no canta, haz que quiera cantar
(Tokugawa)       Si el cuclillo no canta, espera


Estos Períodos van a requerir de múltiples entradas. El legado de estos tiempos es abundante, y no será raro que haya que dedicar entradas exclusivamente a algunos de sus protagonistas. También como es costumbre no voy a entrar en el detalle exhaustivo de todo lo que ocurra en esta época, sino más bien a dar una idea general. Los interesados en historia “en serio” pueden buscar fácilmente fuentes más completas. Una introducción general suele ser más que suficiente para el viajero. De hecho a veces se fragmenta el período Muromachi en 2 o incluso tres Períodos cortos, pero en aras de la simplicidad vamos a tratar aquí como un bloque desde el final del Período Kamakura hasta que dé comienzo el Período Edo en un Período de tiempo que abarca desde mediados del siglo XIV (1333) hasta el XVI (1603, fin del Período Azuchimomoyama)


Pero entremos en materia. Como ya vimos anteriormente, el poder real de trasladó a Kamakura en el Período del mismo nombre. Pero el shogunato Kamakura se debilitó con sucesivos shogunes cuyo poder real se fue diluyendo con el tiempo. No es de extrañar que la corte imperial pensara que era el momento de recuperar el poder perdido. El emperador Go-Daigo que ya había intentado antes una rebelión lo hizo de nuevo en el 1333. El clan Hojo (los shogunes de Kamakura) decidió poner en su lugar al emperador, enviando al jefe de la casa Shugo (que perteneció al clan de los Minamoto en el Período Heian). Técnicamente Ashikaga Takauji era un aliado del shogunato, pero en este Período histórico la lealtad era una cuestión de conveniencia. Los señores feudales hacían y deshacían alianzas por motivos de pura conveniencia política. Ashikaga por lo visto pensó que su shogun era un hombre débil o quizás que su lealtad estaba con el emperador por lo que decidió en lugar de terminar con la rebelión del emperador, unirse a la misma. Para complicar los problemas del clan Hojo, simultáneamente el clan Nitta con Nittta Yoshisada a la cabeza decidió atacar al clan Hojo derrotándolo y certificando el final del shogunato Kamakura.



Esto de entrada parece que es la victoria del emperador, pero el problema es que los clanes Nitta y Shugo eran enemigos. Nuevamente tengamos en cuenta que los daimio se movían exclusivamente por motivos personales, y que su primer interés siempre era su propio clan. Ahora la cuestión es si el nuevo shogun iba a ser del clan Nitta o Shugo, y ambos se enfrentaron en batalla venciendo Ashikaga. Desafortunadamente el emperador obró de manera bastante torpe anteriormente, favoreciendo más al clan Nitta y ganándose la antipatía de Ashikaga.



En este momento empieza un corto Período de la historia en la que Japón no va a tener una corte imperial, sino dos. El emperador Go-Daigo decide huir con la corte a la ciudad de Yoshino (cerca de Nara) en el 1336. Ashikaga decide entonces a un familiar del emperador como nuevo emperador en Kyoto. Empieza entonces el Período conocido como “de las dos cortes”. En realidad ambos “emperadores” no dejaban de ser títeres en manos de los poderosos clanes que buscaban la legitimidad de sus aspiraciones a gobernar el país. Finalmente en el 1338 Ahikaga obtiene el título de shogun y comienza el shogunato Ashikaga hasta el año 1573. 15 shogunes consecutivos que conformarán lo que se considera en si mismo el Período Muromachi. El Período toma el nombre del área del mismo nombre en Kyoto donde se estableció el tercer shogun Yoshimitsu.

El shogunato Ashikaga fue bastante débil. El emperador no pasaba de ser una figura decorativa, pero el título de shogun también estaba bastante vacío de significado real, y dependía dela lealtad de diferentes señores feudales que como ya hemos visto, actuaban de forma exclusiva por el interés de su clan. Cada provincia era regida por su daimio de forma que este era literalmente el amo y señor de todos sus habitantes. Sus samurái rendían obediencia absoluta a su señor, por encima de lo que cualquier shogun o emperador pudieran decir. Era un todos contra todos, no es de extrañar que en un ambiente como este estallara una guerra civil de grandes proporciones que se conocerá como período Sengoku  (parte del Período Muromachi, no nos perdamos aquí) que se extendió entre el 1467 y el 1615.



Las cosas estaban “calentitas”. Los monjes guerreros se daban de tortas entre ellos, los sucesivos shogunes Ashikaga no tenían a nadie contento. De hecho en estos tiempos florecieron los problemas para estos. Flotas de piratas wokou (piratas japoneses aunque en realidad eran también chinos y koreanos) arrasaban las costas de China y Corea hasta el punto que ambos países dejaron aislado a Japón prohibiendo el comercio con ellos. Las peleas entre diferentes facciones dentro del clan Ahikaga por el título de shogun llevaron finalmente a un levantamiento generalizado donde esto fue un “sálvese quien pueda”. Cada señor feudal se convirtió en un aspirante al título. Las grandes casas peleaban entre ellas y las menores iban y venían con alianzas según las conveniencias del momento. El emperador llegó a tener tal irrelevancia que en el 1500 el emperador Go-Tsuchimikado estuvo seis semanas sin enterrar porque no tenían dinero para el sepelio.

Demos un paso atrás antes de seguir y veamos por un momento las condiciones del pueblo en este periodo antes de ver como se solucionó este embrollo.

Ahora mismo, los diferentes territorios eran controlados cada uno por un daimio. Este tenía uno o varios castillos y un ejército de samurái a sus órdenes. Los campesinos y comerciantes están bajo el poder absoluto de su señor. Cada señor tiene una serie de alianzas con otros, a veces por lazos de sangre. Las hijas eran una moneda de cambio usual entre los señores para firmar esas alianzas, y los hijos frecuentemente quedaban como rehenes de otros clanes para lo mismo (no obstante eran tratados escrupulosamente). En general nadie se fía de nadie. Tu aliado del alma que está casado con tu hija puede mañana apuñalarte por la espalda si eso le conviene a su casa. El shogun es una figura lejana a la que nadie hace caso si no le conviene y el emperador… bueno, es el emperador pero pinta todavía menos. Con todo la vida sigue. Se planta el arroz y se cosecha, el comercio funciona todavía y el orden dentro de cada territorio está garantizado por el señor feudal. Los campesinos y comerciantes, la “plebe” solo sabe lo que su señor quiere que sepan. Los mismos monjes se han convertido en muchos casos en señores de su feudo y tienen sus propios ejércitos.

Y lo que es más importante: el poder y prestigio de cada clan depende de lo grandes y productivas que sean sus tierras. Tus vecinos tienen tierras y si se las quitas tu poder y prestigio será mayor. Tus vecinos pueden darte su apoyo, pero si mañana otro les da una mejor opción pueden ir contra ti.

En medio de este escenario de guerras interminables surgirán los tres nombres de los unificadores que podrán fin a este embrollo: Oda Nobunaga, Toyotomi Hideyoshi y Tokugawa Ieasu. Pero eso es tema para otra entrada.