martes, 3 de abril de 2018

Historia: El período Muromachi I












Tras un periplo de siglos por la historia de Japón, llegamos a uno de sus Períodos más apasionantes. Un Período lleno de figuras históricas, batallas y acontecimientos que marcaron el país durante siglos. Ese Japón feudal de los señores provinciales, los ejércitos de samurai, ninjas, batallas, alianzas y traiciones. Todo eso que muchos han visto en el cine y que identificamos casi siempre con el Japón tradicional (o casi todo) aparece en este Período.

Nombres como Oda Nobunaga, Hideyoshi, Ieasu Tokugawa, Musashi Miyamoto, Hattori Hazo y muchos más aparecen en esta época. Muchos de los monumentos históricos, castillos, palacios y templos son también de este Período. Una época turbulenta y compleja llena de cambios que terminará con la instauración del shogunato Tokugawa que dará cierta paz y estabilidad al país. Aunque el camino hasta ese Período está teñido de sangre y fuego.

Tan grande es la importancia en este Período de los tres primeros nombres, que hay un famoso poema corto que resume el carácter de estos y que traducido aproximadamente dice:

(Nobunaga)       Si el culillo no canta, mátalo
(Hideyoshi)       Si el cuclillo no canta, haz que quiera cantar
(Tokugawa)       Si el cuclillo no canta, espera


Estos Períodos van a requerir de múltiples entradas. El legado de estos tiempos es abundante, y no será raro que haya que dedicar entradas exclusivamente a algunos de sus protagonistas. También como es costumbre no voy a entrar en el detalle exhaustivo de todo lo que ocurra en esta época, sino más bien a dar una idea general. Los interesados en historia “en serio” pueden buscar fácilmente fuentes más completas. Una introducción general suele ser más que suficiente para el viajero. De hecho a veces se fragmenta el período Muromachi en 2 o incluso tres Períodos cortos, pero en aras de la simplicidad vamos a tratar aquí como un bloque desde el final del Período Kamakura hasta que dé comienzo el Período Edo en un Período de tiempo que abarca desde mediados del siglo XIV (1333) hasta el XVI (1603, fin del Período Azuchimomoyama)


Pero entremos en materia. Como ya vimos anteriormente, el poder real de trasladó a Kamakura en el Período del mismo nombre. Pero el shogunato Kamakura se debilitó con sucesivos shogunes cuyo poder real se fue diluyendo con el tiempo. No es de extrañar que la corte imperial pensara que era el momento de recuperar el poder perdido. El emperador Go-Daigo que ya había intentado antes una rebelión lo hizo de nuevo en el 1333. El clan Hojo (los shogunes de Kamakura) decidió poner en su lugar al emperador, enviando al jefe de la casa Shugo (que perteneció al clan de los Minamoto en el Período Heian). Técnicamente Ashikaga Takauji era un aliado del shogunato, pero en este Período histórico la lealtad era una cuestión de conveniencia. Los señores feudales hacían y deshacían alianzas por motivos de pura conveniencia política. Ashikaga por lo visto pensó que su shogun era un hombre débil o quizás que su lealtad estaba con el emperador por lo que decidió en lugar de terminar con la rebelión del emperador, unirse a la misma. Para complicar los problemas del clan Hojo, simultáneamente el clan Nitta con Nittta Yoshisada a la cabeza decidió atacar al clan Hojo derrotándolo y certificando el final del shogunato Kamakura.



Esto de entrada parece que es la victoria del emperador, pero el problema es que los clanes Nitta y Shugo eran enemigos. Nuevamente tengamos en cuenta que los daimio se movían exclusivamente por motivos personales, y que su primer interés siempre era su propio clan. Ahora la cuestión es si el nuevo shogun iba a ser del clan Nitta o Shugo, y ambos se enfrentaron en batalla venciendo Ashikaga. Desafortunadamente el emperador obró de manera bastante torpe anteriormente, favoreciendo más al clan Nitta y ganándose la antipatía de Ashikaga.



En este momento empieza un corto Período de la historia en la que Japón no va a tener una corte imperial, sino dos. El emperador Go-Daigo decide huir con la corte a la ciudad de Yoshino (cerca de Nara) en el 1336. Ashikaga decide entonces a un familiar del emperador como nuevo emperador en Kyoto. Empieza entonces el Período conocido como “de las dos cortes”. En realidad ambos “emperadores” no dejaban de ser títeres en manos de los poderosos clanes que buscaban la legitimidad de sus aspiraciones a gobernar el país. Finalmente en el 1338 Ahikaga obtiene el título de shogun y comienza el shogunato Ashikaga hasta el año 1573. 15 shogunes consecutivos que conformarán lo que se considera en si mismo el Período Muromachi. El Período toma el nombre del área del mismo nombre en Kyoto donde se estableció el tercer shogun Yoshimitsu.

El shogunato Ashikaga fue bastante débil. El emperador no pasaba de ser una figura decorativa, pero el título de shogun también estaba bastante vacío de significado real, y dependía dela lealtad de diferentes señores feudales que como ya hemos visto, actuaban de forma exclusiva por el interés de su clan. Cada provincia era regida por su daimio de forma que este era literalmente el amo y señor de todos sus habitantes. Sus samurái rendían obediencia absoluta a su señor, por encima de lo que cualquier shogun o emperador pudieran decir. Era un todos contra todos, no es de extrañar que en un ambiente como este estallara una guerra civil de grandes proporciones que se conocerá como período Sengoku  (parte del Período Muromachi, no nos perdamos aquí) que se extendió entre el 1467 y el 1615.



Las cosas estaban “calentitas”. Los monjes guerreros se daban de tortas entre ellos, los sucesivos shogunes Ashikaga no tenían a nadie contento. De hecho en estos tiempos florecieron los problemas para estos. Flotas de piratas wokou (piratas japoneses aunque en realidad eran también chinos y koreanos) arrasaban las costas de China y Corea hasta el punto que ambos países dejaron aislado a Japón prohibiendo el comercio con ellos. Las peleas entre diferentes facciones dentro del clan Ahikaga por el título de shogun llevaron finalmente a un levantamiento generalizado donde esto fue un “sálvese quien pueda”. Cada señor feudal se convirtió en un aspirante al título. Las grandes casas peleaban entre ellas y las menores iban y venían con alianzas según las conveniencias del momento. El emperador llegó a tener tal irrelevancia que en el 1500 el emperador Go-Tsuchimikado estuvo seis semanas sin enterrar porque no tenían dinero para el sepelio.

Demos un paso atrás antes de seguir y veamos por un momento las condiciones del pueblo en este periodo antes de ver como se solucionó este embrollo.

Ahora mismo, los diferentes territorios eran controlados cada uno por un daimio. Este tenía uno o varios castillos y un ejército de samurái a sus órdenes. Los campesinos y comerciantes están bajo el poder absoluto de su señor. Cada señor tiene una serie de alianzas con otros, a veces por lazos de sangre. Las hijas eran una moneda de cambio usual entre los señores para firmar esas alianzas, y los hijos frecuentemente quedaban como rehenes de otros clanes para lo mismo (no obstante eran tratados escrupulosamente). En general nadie se fía de nadie. Tu aliado del alma que está casado con tu hija puede mañana apuñalarte por la espalda si eso le conviene a su casa. El shogun es una figura lejana a la que nadie hace caso si no le conviene y el emperador… bueno, es el emperador pero pinta todavía menos. Con todo la vida sigue. Se planta el arroz y se cosecha, el comercio funciona todavía y el orden dentro de cada territorio está garantizado por el señor feudal. Los campesinos y comerciantes, la “plebe” solo sabe lo que su señor quiere que sepan. Los mismos monjes se han convertido en muchos casos en señores de su feudo y tienen sus propios ejércitos.

Y lo que es más importante: el poder y prestigio de cada clan depende de lo grandes y productivas que sean sus tierras. Tus vecinos tienen tierras y si se las quitas tu poder y prestigio será mayor. Tus vecinos pueden darte su apoyo, pero si mañana otro les da una mejor opción pueden ir contra ti.

En medio de este escenario de guerras interminables surgirán los tres nombres de los unificadores que podrán fin a este embrollo: Oda Nobunaga, Toyotomi Hideyoshi y Tokugawa Ieasu. Pero eso es tema para otra entrada.