Tras un periplo de siglos por la historia de Japón, llegamos a uno de sus Períodos más apasionantes. Un Período lleno de figuras históricas, batallas y acontecimientos que marcaron el país durante siglos. Ese Japón feudal de los señores provinciales, los ejércitos de samurai, ninjas, batallas, alianzas y traiciones. Todo eso que muchos han visto en el cine y que identificamos casi siempre con el Japón tradicional (o casi todo) aparece en este Período.
Nombres como Oda Nobunaga, Hideyoshi, Ieasu Tokugawa,
Musashi Miyamoto, Hattori Hazo y muchos más aparecen en esta época. Muchos de
los monumentos históricos, castillos, palacios y templos son también de este Período.
Una época turbulenta y compleja llena de cambios que terminará con la
instauración del shogunato Tokugawa que dará cierta paz y estabilidad al país.
Aunque el camino hasta ese Período está teñido de sangre y fuego.
Tan grande es la importancia en este Período de los tres
primeros nombres, que hay un famoso poema corto que resume el carácter de estos
y que traducido aproximadamente dice:
(Nobunaga) Si el culillo no canta, mátalo
(Hideyoshi) Si el cuclillo no canta, haz que quiera
cantar
(Tokugawa) Si
el cuclillo no canta, espera
Estos Períodos van a requerir de múltiples entradas. El
legado de estos tiempos es abundante, y no será raro que haya que dedicar
entradas exclusivamente a algunos de sus protagonistas. También como es
costumbre no voy a entrar en el detalle exhaustivo de todo lo que ocurra en
esta época, sino más bien a dar una idea general. Los interesados en historia
“en serio” pueden buscar fácilmente fuentes más completas. Una introducción general
suele ser más que suficiente para el viajero. De hecho a veces se fragmenta el
período Muromachi en 2 o incluso tres Períodos cortos, pero en aras de la
simplicidad vamos a tratar aquí como un bloque desde el final del Período
Kamakura hasta que dé comienzo el Período Edo en un Período de tiempo que
abarca desde mediados del siglo XIV (1333) hasta el XVI (1603, fin del Período
Azuchimomoyama)
Pero entremos en materia. Como ya vimos anteriormente, el
poder real de trasladó a Kamakura en el Período del mismo nombre. Pero el shogunato
Kamakura se debilitó con sucesivos shogunes cuyo poder real se fue diluyendo
con el tiempo. No es de extrañar que la corte imperial pensara que era el
momento de recuperar el poder perdido. El emperador Go-Daigo que ya había
intentado antes una rebelión lo hizo de nuevo en el 1333. El clan Hojo (los
shogunes de Kamakura) decidió poner en su lugar al emperador, enviando al jefe
de la casa Shugo (que perteneció al clan de los Minamoto en el Período Heian).
Técnicamente Ashikaga Takauji era un aliado del shogunato, pero en este Período
histórico la lealtad era una cuestión de conveniencia. Los señores feudales
hacían y deshacían alianzas por motivos de pura conveniencia política. Ashikaga
por lo visto pensó que su shogun era un hombre débil o quizás que su lealtad
estaba con el emperador por lo que decidió en lugar de terminar con la rebelión
del emperador, unirse a la misma. Para complicar los problemas del clan Hojo,
simultáneamente el clan Nitta con Nittta Yoshisada a la cabeza decidió atacar
al clan Hojo derrotándolo y certificando el final del shogunato Kamakura.
Esto de entrada parece que es la victoria del emperador,
pero el problema es que los clanes Nitta y Shugo eran enemigos. Nuevamente
tengamos en cuenta que los daimio se movían exclusivamente por motivos
personales, y que su primer interés siempre era su propio clan. Ahora la
cuestión es si el nuevo shogun iba a ser del clan Nitta o Shugo, y ambos se
enfrentaron en batalla venciendo Ashikaga. Desafortunadamente el emperador obró
de manera bastante torpe anteriormente, favoreciendo más al clan Nitta y
ganándose la antipatía de Ashikaga.
En este momento empieza un corto Período de la historia
en la que Japón no va a tener una corte imperial, sino dos. El emperador Go-Daigo
decide huir con la corte a la ciudad de Yoshino (cerca de Nara) en el 1336.
Ashikaga decide entonces a un familiar del emperador como nuevo emperador en
Kyoto. Empieza entonces el Período conocido como “de las dos cortes”. En
realidad ambos “emperadores” no dejaban de ser títeres en manos de los
poderosos clanes que buscaban la legitimidad de sus aspiraciones a gobernar el
país. Finalmente en el 1338 Ahikaga obtiene el título de shogun y comienza el
shogunato Ashikaga hasta el año 1573. 15 shogunes consecutivos que conformarán
lo que se considera en si mismo el Período Muromachi. El Período toma el nombre
del área del mismo nombre en Kyoto donde se estableció el tercer shogun
Yoshimitsu.
El shogunato Ashikaga fue bastante débil. El emperador no
pasaba de ser una figura decorativa, pero el título de shogun también estaba
bastante vacío de significado real, y dependía dela lealtad de diferentes
señores feudales que como ya hemos visto, actuaban de forma exclusiva por el
interés de su clan. Cada provincia era regida por su daimio de forma que este
era literalmente el amo y señor de todos sus habitantes. Sus samurái rendían
obediencia absoluta a su señor, por encima de lo que cualquier shogun o
emperador pudieran decir. Era un todos contra todos, no es de extrañar que en
un ambiente como este estallara una guerra civil de grandes proporciones que se
conocerá como período Sengoku (parte del
Período Muromachi, no nos perdamos aquí) que se extendió entre el 1467 y el
1615.
Las cosas estaban “calentitas”. Los monjes guerreros se
daban de tortas entre ellos, los sucesivos shogunes Ashikaga no tenían a nadie
contento. De hecho en estos tiempos florecieron los problemas para estos.
Flotas de piratas wokou (piratas japoneses aunque en realidad eran también
chinos y koreanos) arrasaban las costas de China y Corea hasta el punto que
ambos países dejaron aislado a Japón prohibiendo el comercio con ellos. Las
peleas entre diferentes facciones dentro del clan Ahikaga por el título de shogun
llevaron finalmente a un levantamiento generalizado donde esto fue un “sálvese
quien pueda”. Cada señor feudal se convirtió en un aspirante al título. Las
grandes casas peleaban entre ellas y las menores iban y venían con alianzas
según las conveniencias del momento. El emperador llegó a tener tal
irrelevancia que en el 1500 el emperador Go-Tsuchimikado estuvo seis semanas
sin enterrar porque no tenían dinero para el sepelio.
Demos un paso atrás antes de seguir y veamos por un
momento las condiciones del pueblo en este periodo antes de ver como se
solucionó este embrollo.
Ahora mismo, los diferentes territorios eran controlados
cada uno por un daimio. Este tenía uno o varios castillos y un ejército de
samurái a sus órdenes. Los campesinos y comerciantes están bajo el poder
absoluto de su señor. Cada señor tiene una serie de alianzas con otros, a veces
por lazos de sangre. Las hijas eran una moneda de cambio usual entre los
señores para firmar esas alianzas, y los hijos frecuentemente quedaban como rehenes
de otros clanes para lo mismo (no obstante eran tratados escrupulosamente). En
general nadie se fía de nadie. Tu aliado del alma que está casado con tu hija
puede mañana apuñalarte por la espalda si eso le conviene a su casa. El shogun
es una figura lejana a la que nadie hace caso si no le conviene y el emperador…
bueno, es el emperador pero pinta todavía menos. Con todo la vida sigue. Se
planta el arroz y se cosecha, el comercio funciona todavía y el orden dentro de
cada territorio está garantizado por el señor feudal. Los campesinos y
comerciantes, la “plebe” solo sabe lo que su señor quiere que sepan. Los mismos
monjes se han convertido en muchos casos en señores de su feudo y tienen sus
propios ejércitos.
Y lo que es más importante: el poder y prestigio de cada
clan depende de lo grandes y productivas que sean sus tierras. Tus vecinos
tienen tierras y si se las quitas tu poder y prestigio será mayor. Tus vecinos
pueden darte su apoyo, pero si mañana otro les da una mejor opción pueden ir
contra ti.
En medio de este escenario de guerras interminables
surgirán los tres nombres de los unificadores que podrán fin a este embrollo:
Oda Nobunaga, Toyotomi Hideyoshi y Tokugawa Ieasu. Pero eso es tema para otra
entrada.