miércoles, 28 de marzo de 2018

Literatura: El libro de la almohada










Al haber realizado una entrada al libro “Genji Monogatari” parece preciso dedicar otro al libro más conocido de una autora que se considera generalmente “su competencia”: Sei Shonagon y su famoso “Libro de la Almohada”
Muy poco conocemos de ella. Sabemos que nació en el año 966 y murió aparentemente en el 1025 o 1192. La fecha exacta de su muerte es objeto de debate, y luego veremos porque.

Su nombre se supone que era Kiyohara Akiko o según otros Kiyohara no Nagiko. Y digo que se supone porque no hay constancia clara de su nombre. Shonagon (少納言) es en realidad un título que se podría traducir como “consejero de tercer rango” dentro de la corte imperial. Básicamente un funcionario de cierto nivel, pero sin llegar a una gran importancia. Estos funcionarios permanecieron durante los periodos Nara y Heian, perdiendo su posición en el Kamakura por la desaparición del poder efectivo por parte del entorno imperial. Era tradición en la corte nombrar a una dama haciendo relación a la posición de su padre o marido. Curiosamente ni su padre ni sus dos maridos conocidos tenían ese rango. Sei proviene del primer kanji del apellido de familia de su padre pronunciado en lectura japonesa.


Su padre fue Kiyohara no Motosuke. Un noble y poeta waka que aparece como uno de los “treinta y seis poetas inmortales” recopilada por Fujiwara no Kintō. Una recopilación de los poetas más famosos de los periodos Asuka, Nara y Heian. También se sabe que fue gobernador de las provincias de Kawachi (al este de Osaka) e Higo (una antigua provincia que se ubicaba en la prefectura de Kumamoto en la isla de Kyūshū.

Se casó con Tachibana no Norimitsu a los 16 años (algo normal en esa época) y tuvo un hijo llamado Norinaga. A los 27 entró a trabajar como dama de compañía en la corte de la emperatriz Fujiwara no Teishi. Una de las esposas del emperador Ichijō. Otra de sus esposas, la emperatriz Fujiwara no Shōshi fue quien tuvo como dama de compañía a Murasaki Shikubu.

Tras terminar su servicio a la emperatriz se divorció y se casó nuevamente con Fujiwara no Muneyo que era gobernador de la provincia de Settsu (hoy en día esa zona engloba buena parte de la ciudad de Osaka y Kobe)  y tuvo una hija.

No se sabe mucho de lo que le ocurrió tras finalizar ese servicio a la emperatriz, no se sabe si se casó más de dos veces y se cree que terminó su vida entrando en el clero haciéndose monja budista.

La competencia que se le atribuya con Murasaki Shikibu solo se asume a partir de algunas entradas del diario de esta, donde hace comentarios un tanto mordaces sobre ella, aunque alabando su habilidad literaria.

Antes de seguir deberíamos de hacer un breve inciso para aclarar algunos puntos. El periodo Heian es un periodo de florecimiento literario, sobre todo por parte de mujeres de la corte imperial. El principal motivo es que esas mujeres tampoco es que tuvieran mucho que hacer, y además ellas usaban el hiragana para escribir, mientras que los hombres debían de hacerlo usando los caracteres kanji que son mucho más complicados de dominar. Las acompañantes de las consortes imperiales competían a menudo en producciones literarias porque los méritos de las autoras eran compartidos por la emperatriz. Pensemos que un emperador con varias esposas implica que todas ellas de un modo u otro compiten para darse mayor importancia.

El libro de Shonagon está muy lejos del volumen y complejidad del de su supuesta competidora, de hecho es lo que se denomina un Zuihitsu (随筆). Esto son escritos de podríamos llamar ensayos sueltos, pensamientos e ideas breves. No hay un hilo conductor entre ellos. Son literalmente un “diario de almohada” que seguramente escribía al final del día anotando sus ideas y reflexiones, y guardaba en la almohada. Estas no son como las que conocemos, sino que eran unos pequeños cajones de madera, a menudo huecos.

El contenido de este libro es de este tipo, e incluye cosas tan peregrinas como cosas que le agradan o desagradan, chismes de la corte y pequeñas reflexiones.

Algo que llama la vista al leerlas es la complejidad de las normas de elegancia de la corte, su exclusividad y rechazo a “la plebe” por así decirlo. Una admiración y fervor incondicional para con su emperatriz. Aunque nos pueda parecer en ocasiones un dechado de esnobismo y clasismo, debemos de leer esas páginas teniendo en cuenta el ambiente en el que vivió la autora. La corte imperial era una diminuta fracción de la población del país, y vivía en un lujo y riqueza inimaginable para el resto del país. Además la vida en la corte incluía la posibilidad para las damas de aventuras con otros hombres, aunque estuvieran casadas. Se cree que Shonagon también participó en estas costumbres y así aparece reflejado de forma discreta en algunas de sus entradas.

El libro circuló durante siglos en forma de copias manuscritas, siendo impreso por primera vez en Japón en el siglo XVII. Lamentablemente se conocen varias versiones y el orden del mismo se ha perdido, siendo el actual una estimación. Como ya he comentado no es una historia con un hilo conductor, sino una recopilación de diferentes temas.

Si es famosa no es por sus recopilaciones, sino por un estilo de prosa extremadamente elegante, limpio y claro que se sigue usando mil años después como ejemplo en algunas escuelas japonesas. Obviamente es difícil reflejar eso en las traducciones.


No es el único caso de “diario de almohada” en la literatura japonesa. Del mismo periodo tenemos al poeta Kamo no Chōmei o al monje Yoshida Kenkō. Shonagon también escribía en la corte poesía waka y uno de sus poemas aparece en la famosa recopilación Ogura Hyakunin Isshu (小倉百人一首).

En Español se suele editar la versión traducida por María Kodama. Una conocida escritora, traductora y profesora de literatura argentina casada con Jorge Luis Borges. Aunque ella nació en Paraguai, aprendió japonés de su padre Yosaburo Kodama.

Autores como Borges u Octavio Paz han alabado esta obra

Ahora bien ¿Pero está bien o qué?

Pues empezaremos diciendo que no es muy larga, y que necesita de una cantidad importante de aclaraciones en el texto. Las costumbres, nombres, títulos y otros elementos de una corte de un país tan lejano, y de un periodo tan antiguo son inevitablemente diferentes y pueden confundir en ocasiones. El libro como ya se ha comentado es más una colección de pequeños ensayos, listas, críticas y reflexiones de una dama del periodo Heian. Tiene un interés indudable para entender un poco mejor la sociedad de ese periodo, aunque quizás decepcione un poco a quienes esperen una historia o hilo conductor.

Para los curiosos, un fragmento:

En la primavera, el amanecer. Su belleza es incomparable cuando a medida que la luz invade las montañas y las enrojece tenuemente sus perfiles, delgadas bandas de nubes violáceas se extienden sobre ellas

   En el verano, las noches. ¡Qué bellas son cuando brilla la luna, cuando en la oscuridad se entrecruzan enjambres de luciérnagas, o cuando son una o dos las que vuelan solitarias con sus luces fugaces; incluso cuando llueve!

   En el otoño, el atardecer. Es hermoso cuando el sol se acerca al contorno de las montañas, y cuando los cuervos regresan a sus nidos, de a dos, de a tres, de a cuatro, pero más encantador aún es ver a los gansos salvajes que vuelan alineados en el cielo distante, y nada comparable al momento en que cae el sol y empieza a oírse el soplo del viento o el canto de los insectos.

   En el invierno, las mañanas temprano. Indescriptíblemente bellas cuando la noche anterior ha nevado, pero también espléndidas cuando todo está cubierto de blanca escarcha. También cuando el frío no llega a ese extremo, pero la mañana es helada, y no deja de ser delicioso ver a los sirvientes ir de prisa encendiendo el fuego y llevando carbón de un lugar a otro.

   Cerca del mediodía, cuando el frío ha disminuido, nadie se preocupa por mantener el fuego de los braseros, y no es muy agradable constatar que lo único que va quedando son blancas cenizas.


martes, 27 de marzo de 2018

Historia: Periodo Kamakura II











Ya os comenté que a medida que nos alejamos de los tiempos remotos y vemos acontecimientos más “modernos” la cantidad de información y documentación aumenta, y que ya no es posible en una entrada más o menos breve condensar todo lo ocurrido en un periodo. Por otro lado tampoco pretendo hacer un resumen concienzudo y detallado de todo lo ocurriendo en un periodo por dos motivos. Uno es que se alargaría innecesariamente, y el otro es que no es el propósito de este blog que no es otro que introducir ayudas al viajero a ese país. En este caso aportándole conocimientos básicos de historia (entre otros campos) para comprender y apreciar mejor lo que se encuentre en sus visitas.

El periodo Kamakura como ya os comenté marca una inflexión en la historia de Japón. Dejamos el periodo de esplendor cultural Heian que seguía unos patrones marcadamente chinos y empiezan a aparecer varios de los elementos e iconos de lo que consideramos a día de hoy el Japón tradicional típico.

Por ejemplo el concepto de samurái “” aplicada a los guerreros aparece un poco antes del periodo Kamakura. Anteriormente se usaba para los criados, y aunque ya existían guerreros con muchas de las características que solemos identificar con los samurái, estos dependían en su mayoría del gobierno imperial.


Con la aparición del shogunato, los guerreros samurái, sus señores feudales y el shogun se convirtieron durante cerca de 700 años en los gobernantes reales del país. Los samurái se convirtieron en una clase social a la que se accedía normalmente por nacimiento y en la que era muy difícil entrar. Ese grupo se convirtió legalmente en una clase social por si misma en el siglo XVII.  La lealtad hacia su señor era absoluta y al contrario de los “cuentos de caballería” que a veces nos obsequia Hollywood, los samurái eran unos guerreros extremadamente eficientes que raramente perdonaban a nadie. Era frecuente que tras la batalla se diera caza a los guerreros que perdían la batalla y se les decapitase sin contemplaciones. Además en contra de lo que aparece frecuentemente, sus armas a menudo consistían en arco y lanza, usando las espadas solo al llegar al cuerpo a cuerpo.

En este periodo fue cuando Minamoto no Yorimasa del clan Minamoto realizó el que se considera generalmente el primer “seppuku” por parte de un samurái, que cometió tras escribir un poema antes de ser capturado. Si fue o no el primero es objeto de discusión, pero sin duda influyó en considerar esta forma de suicidio ritual como algo propio de la casta samurái. Tema que merece una entrada propia en todo caso. En cualquier caso habría que comentar que como ya sabréis algunos, las palabras en japonés escritas con varios caracteres kanji suelen tener dos lecturas: la china y la japonesa. A menudo se han usado erróneamente en occidente pronunciaciones de estas palabras. Un ejemplo típico es el nombre del famoso volcán “Fujiyama” que es completamente erróneo. “Yama” es montaña, y la pronunciación correcta sería en todo caso “Fujisan”. Aquí ocurre algo parecido, para un japonés la palabra correcta para este ritual es “seppuku”, quedando el conocido “harakiri” como una palabra vulgar.

También durante el periodo Kamakura hubo conflictos con el exterior. Nada menos que con Kublai-Kan, el nieto del legendario Genghis Kan que estableció el gran imperio mongol.
Durante el siglo XII, los mongoles llegaron a convertir a invadir Goryeo (un reino que ocupaba la actual península de Corea)

En el 1266 Kublai Khan envió una amable carta a Japón en la que envuelta en mucha floritura se podía leer simplemente que tenían dos opciones: convertirse en un estado vasallo y pagar tributo al Khan o enfrentarse militarmente a ellos. Esta carta no obtuvo una respuesta, y sucesivos intentos de persuadir al shogunato o al emperador no tuvieron tampoco éxito. Finalmente se decidieron por una acción militar.

Sería largo detallar todo lo ocurrido, pero tengamos en cuenta que los mongoles tenían mucha más experiencia militar en organizar grandes ejércitos y contaban con una superioridad tecnológica en forma de mejores armas con mayor alcance. Además sus métodos de batalla carecían de la ceremonia japonesa. Incluso en tiempos tan antiguos los mongoles ya usaban bombas con pólvora. Por decirlo claramente, los japoneses lo tenían mal para rechazar una invasión masiva que estaba mejor preparada para la guerra y que además tenían mejores armas.

Pero las cosas no siempre salen como uno quiere. No solo los guerreros samurái ofrecieron una resistencia mucho mayor a la esperada, además en dos intentos de invasión las flotas mongolas fueron decimadas por un tifón. Este es el origen de la palabra “Kamikaze” () que literalmente quiere decir “viento divino”. Los monjes aparentemente atribuyeron a los dioses estos tifones y a partir de ahí se acuño esta palabra que se popularizó en la segunda guerra mundial cuando se usó para hacer referencia a los pilotos suicidas.

También en el periodo Kamakura se establece de forma más común un fenómeno más antiguo. Además de los “honorables guerreros samurái” se extienden escuelas de un arte diferente, otra forma de hacer la guerra que identificamos mucho con las tradiciones japonesas. El soldado oculto, el espía y asesino de las sombras: El shinobi o como se le conoce generalmente en occidente como “ninja”. Se fundaron durante este periodo unas 25 escuelas diferentes, concentradas sobre todo en las provincias de Iga y Kōga. Estos guerreros tendrán a partir de este momento y en los siglos posteriores un papel mucho más relevante que hasta entonces. Sus artes estarán al servicio de diferentes clanes y aunque considerados por los samurái como poco honorables, no dudarán en los siglos posteriores en hacer uso de sus servicios. Los shinobi serán usados extensamente durante siglos por sus habilidades en la guerra y su declive, como el de los samurái no llegarán hasta siglos más tarde en el shogunato Tokugawa.

Como en los casos anteriores, en el periodo Kamakura floreció algo ya existente y menos conocido en occidente: Los monjes guerreros conocidos como sōhei ( 僧兵 ). Este fenómeno no debe de extrañarnos demasiado, ya que en estos tiempos turbulentos muchos monasterios podían ver visto por los señores feudales como una fuente de ingresos. Varias sectas budistas se convirtieron de un modo u otro en sectas de monjes guerreros, estando entre ellas la ya mencionada anteriormente del monte Hiei.  Varios clanes como los Minamoto o los Taira buscaron su ayuda durante las guerras Gempei. Estos monjes llegaron posteriormente a formar parte del entramado de poder del Japón feudal.

El cambio de una estructura de poder a otra tuvo otras consecuencias. Pasamos de un periodo de centralismo imperial con el poder centrado en la corte y uno donde el shogun controla una serie de señores feudales. Esto tuvo profundas repercusiones también en el mundo de las artes. Tengamos en cuenta que el arte de cada época se crea por lo general para contentar a unos clientes, patronos, mecenas… ya entendéis la idea. Esos ahora son los que detentan el auténtico poder (lo cual incluye el económico). El arte deja de ser tan estilizado y pasa a ser más “marcial” por así decirlo. El arte debe de contentar ahora a unos señores que son tradicionalmente militares. La pintura y escultura se vuelve más realista y menos estilizada. Buena parte de esta se verá reflejada en las imágenes y pinturas de templos budistas, ya que la religión y el poder siempre han estado en Japón cerca uno del otro. También la arquitectura experimenta una pequeña revolución. Durante las revueltas que precedieron a este periodo como las guerras Gempei se destruyeron muchos edificios y en su reconstrucción se aplicaron nuevas técnicas. También se primó el aspecto militar y la defensa sobre las consideraciones de carácter puramente estético. También se hicieron populares en este periodo las “casas de té” que son pequeñas edificaciones aisladas dentro de una propiedad dedicadas exclusivamente a la ceremonia de servir el té. En este periodo el té dejo de ser algo exclusivo de la casa imperial y los templos y se convirtió en un artículo de lujo muy estimado por los señores feudales y la clase samurái en general.

Un ejemplo particularmente interesante de este periodo que puede interesar al viajero sería el templo Sanjūsangen-dō en Kyoto. Construido en 1164 se incendió en el 1249 y fue reconstruido en el 1266. Debe su nombre a las 36 columnas que tiene este templo  y contiene una imagen de (ojo al nombrecito) “Sahasrabhuja-arya-avalokiteśvara” más conocida como “El Kannon de los 1000 brazos”. Esta estatua es de este periodo y se considera un tesoro nacional de Japón. Acompañando a esta estatua hay nada menos que mil más en un tamaño menor esculpidas en madera de cedro japonés (muchas fueron destruidas en el incendio y se repusieron en el siglo XIII).

También podremos ver influencias de este periodo en diferentes jardines, en el periodo Kamakura estos jardines eran frecuentes en los templos, y los monjes sus jardineros. Sobre todo esto ocurrió con la creciente popularidad de la secta Zen del budismo. Entre algunos de estos ejemplos podemos incluir los karesansui (枯山水). Estos jardines también llamados “jardines secos” están compuestos de piedras, grava, musgo y arena. Puede sonar, y perdonarme el chiste “árido” pero son de una particular belleza. El más conocido no es de este periodo sino de uno posterior, y podemos encontrarlo en el templo Ryōan-ji de Kyoto.

No me extiendo más, pero si que quiero avisar al viajero que no hay que confundir el periodo Kamakura con la zona del mismo nombre.  Lo mismo buscas “templos kamakura” pensando en el periodo, y te salen los templos de esa zona (y hay un montón)

A partir de ahora, los diferentes periodos van a sucederse en un entorno feudal, y veremos diferentes cambios. Llegamos a una parte apasionante de su historia en la que aparecen personajes muy conocidos, al menos en Japón.






miércoles, 21 de marzo de 2018

Cantantes inexistentes










Si, habéis leído bien. Japón tiene desde hace décadas la extraña costumbre de crear cantantes o grupos que “no existen” en el mundo real y que venden discos, y no pocos. Llegando actualmente al extremo de tener incluso una cantante completamente virtual con voz sintetizada por ordenador que hasta ¡hace conciertos en directo!

¿Cómo es esto posible, están locos o qué?

Bueno, un poco puede que si, y en parte no. Veamos un poco de donde salen estas cosas y pongamos las cosas en perspectiva.


Todos sabemos más o menos que en Japón el mercado de la animación es grande, o mejor dicho: enorme. Al contrario de lo que ocurre en occidente, el mundo de la animación ha buscado un mercado de todas las edades y no se ha quedado estancado en un mercado exclusivo para niños de corta edad. En occidente pensamos que la animación es algo exclusivo de niños, y además para niños de corta edad. Esto ha ido cambiando en tiempos más o menos recientes, aunque algunos visionarios ya vieron esto hace décadas. Por ejemplo podemos recordar la película de animación occidental “Heavy Metal” de 1981



En occidente la explosión de la animación como género que podía ser también para adultos llegó de la mano de la legendaria película “Akira” de Katsuhiro Otomo en 1988.

Mientras tanto, en Japón en la década de los 80 también surgieron dos franquicias en el mundo dela animación que marcaron un antes y un después tanto en ese género, como en la relación de la música con este género. Hablo de “Mobile Suit Gundam” que vio por primera vez la luz en 1979 (serie que merece una entrada por su enorme extensión y que sigue viva a día de hoy) y en relación con la música sobre todo la saga “Macross”

En esta serie, los grandes robots, naves espaciales y demás parafernalia iban unidos a la aparición en las diferentes reiteraciones de la misma de diferentes protagonistas que interpretan música. Esta música no es la típica basurilla encargada a dos amigos para meter relleno en la serie, sino que tenía una gran calidad por méritos propios.


Así nos encontramos en la serie Macross original de ”Chō Jikū Yōsai Makurosu” a una de las protagonistas con el nombre de Lynn Minmay. Y aquí entramos también en una cuestión donde entraremos en otra ocasión: Los seiyuu o “dobladores”. En el caso de este personaje se eligió a Mari Iijima, una popular dobladora y cantante que compuso y cantó varios de los temas de esta serie. Ojo que no hablamos de una cantante “del montón” sino de una artista que a día de hoy lleva editados más de 25 discos. Muchos presumen de artistas con dos o tres.

La cuestión es que empezaron a venderse no solo discos con música de la serie (algo muy usual en Japón, se venden bien) sino que aparecieron discos con canciones cantados por esta cantante, pero no se vendían como “cantados por Mari Iijima”, sino por su personaje Lynn Minmey. En ocasiones aparecen ambos nombres en algunos discos, pero en otros casos solo el del personaje ficticio. Algunos de esos temas se han convertido en iconos de la cultura japonesa del anime de forma indiscutible

Los enlaces de vídeo los pongo a riesgo de que desaparezcan, pero podéis buscar otros fácilmente.



Esto no se quedó aquí, sucesivas reiteraciones de esta saga produjeron nuevas cantantes e incluso grupos. Por ejemplo “Fire Bomber” en Macross 7 o en Macross Frontier donde la prestigiosa compositora Yoko Kano creo a las cantantes “inexistentes”  Sheryl Nome y Ranka Lee. Nuevamente la elección obvia para darles voz fue buscar simplemente a cantantes ya existentes, que por cierto ya vendían bien sus discos.


Este fenómeno no se limita a esta serie, hay otras pensadas exclusivamente en este sentido donde los discos puestos a la venta se cuentan por docenas, por ejemplo una serie inspirada en el mundo de las idol “The Idolmaster” que lleva más de una década “dando guerra” y con más de 30 discos recopilatorios en el mercado. Pocas bromas al respecto, al menos en el sentido comercial


Pero en mi opinión lo más “raro” ya tuvo su profecía en una de las reiteraciones de la saga Macross, concrétamente en una creada para su venta directa en vídeo: Macross Plus


En ella aparece una “idol virtual” llamada Sharon Apple. Un ordenador “con sentimientos” capaz de crear música, cantar y presentar conciertos espectaculares. No vamos a entrar en el argumento, pero la idea de la “cantante artificial” era una fantasía en 1994, que dejó de serlo en el 2007.

En ese año la empresa Crypton Future Media


http://www.crypton.co.jp/


Especializada en la creación y venta de bancos y efectos de sonido creo para el programa de Yamaha “Vocaloid” un banco de sonido al que llamó “Hatsune Miku” basado en la voz real de la cantante y dobladora Saki Fujita. Pocos podían imaginar que este “invento” se convertiría rápidamente en un fenómeno de masas.

Youtuve convirtió en viral la idea de una “muñequita” con voz artificial que se extendió como un incendio sin control. Hatsune Miku se convirtió de una “ocurrencia” en un fenómeno que vendía videojuegos, discos y lo que se os ocurra. Para la misma compañía Cryton fue algo de la desbordó, en el 2007 el banco “Miku” ya facturó por un valor de más de 57 millones de yen. Esto ha evolucionado con los años alcanzando una síntesis vocal de más calidad y diferentes tonos de voz. Seguro que una búsqueda simple en Youtuve os va a dar fácilmente más de cuatro millones de resultados. No solo eso, tiene su propio canal oficial en Youtube


Canal Oficial Youtube Hatsune Miku


Los números casi asustan. Más de 900 CDs de música diferentes (no, no bromeo). Parafernalia como peluches, figuras de todo tipo e incluso conciertos en vivo, a este personaje le siguieron otros con diferentes voces.

Las cifras hablan por si mismas. Con este banco se han creado más de 100.000 canciones, más de 170.000 vídeos de Youtube. Su cuenta de Facebook tiene casi dos millones y medio de seguidores

Lo normal si nos pilla esto por sorpresa es llevarnos las manos a la cabeza y soltar un “pero que….”, o un “el mundo se va a la porra”

¿Qué pasa, que hasta nos vamos a cargar la música, a los cantantes, es el fin del mundo?

No, no es el fin del mundo. Al menos si eso ocurre no será por culpa de Hatsune Miku, ni de ninguna otra cantante que no exista. Analicemos esto con un poco de calma y perspectiva.


La música es un mercado, eso lo sabemos todos. Hay cosas para todos los gustos y algunas son mejores y otras peores. A menudo eso de que sean mejores o peores es algo subjetivo pero en general aunque la música es un arte, también es un negocio, y si algo saben los japoneses a la hora de hacer negocios, es sacarle jugo hasta a las piedras.

El tema de cantantes “de fantasía” que son animaciones hace que cantantes vendan no solo por su imagen o música, sino que esta se asocia además a una serie que aumenta sus ventas. Nadie pone en duda la calidad de las composiciones de John Williams pero ser sinceros ¿Cuántos conoceríais la “Marcha Imperial” sin las películas para las que se hicieron?

El compositor podría haber escrito esas obras sin película, y habrían tenido solo una pequeña fracción del impacto que tuvieron. La música y las canciones asociadas a películas, y en este caso a series de animación, películas o videojuegos tienen ese plus añadido que hace que sean más conocidas y se vendan mejor. En Japón parece que muchos cantantes son más pragmáticos y si un disco donde aparecen se vende muy bien, y su nombre solo aparece en el libreto interior y no en la portada es algo que no les molesta tanto. Como ya lo dijo el literato francés Octave Mirbeau en 1903 “Los negocios son los negocios”. De hecho en relación con la animación en Japón, es usual que grupos o cantantes de prestigio y grandes ventas hagan temas para estas series y que vendan el single son solo el nombre de la serie o con el suyo en segundo plano

Pero ¿alguien cree que se pueden vender cientos de discos con la voz de un programa pulsando un botón? Obviamente la respuesta es negativa.


Detrás del fenómeno de Hatsune Miku no solo está la novedad o la popularidad que te puede dar internet. Detrás hay cientos de talentos trabajando. Unos componiendo temas, otros programando los bancos de sonido, los animadores, grafistas, coreógrafos, músicos (porque la música a menudo está interpretada con instrumentos reales). Al final son cientos si no miles de personas aportando de forma más o menos anónima su talento y trabajo en un producto. Si ese producto se vende pues mira, será porque su trabajo no es tan malo.

Pensar por un momento en las posibilidades. Supongamos que eres un compositor con cierto talento, pero el mercado está cerrado a menos que tengas un nombre. ¿A quién vas a proponer tus temas si ningún cantante que tenga cierto éxito va a querer arriesgarse contigo? Pues por un precio bastante modesto en comparación con el equipamiento y software que vas a usar a nivel de aficionado (hablamos de unos 300 € más o menos) tendrás el software con una selección de bancos que te permitirán con algo de ayuda poner tus temas interpretados por una de estas divas virtuales en las redes.


No vamos a entrar a detallar las bondades del producto, eso queda para los comerciales de Yamaha y de Crypton Media, solo indicar que los que hacen eso no ponen sus temas de entrada por “tema tocado y escrito por Pepito”, sino que usan el nombre de Vocaloid y de Hatsune Miku y sus compañeros digitales, y eso es un imán de visitas. Luego falta ver si tu canción o composición realmente tienen éxito, pero la ayuda a la difusión no se puede negar.

De hecho el fenómeno ha llegado a tener un camino inverso al que se podría esperar. Podemos entender que se hagan versiones de temas conocidos para vocaloid pero ¿y si os digo que hay bandas como Wagakki band que versionan temas compuestos para vocaloid?

Y no es solo que aparezca en lugares más o menos especializados, es que puede aparecer en Japón en anuncios, programas de TV, videojuegos, carteles haciendo propaganda. Si por la calles de Japón os encontráis con ella, no penséis que es algo muy raro

Esto es a día de hoy. No sabemos si dentro de una década la síntesis vocal será de tal calidad que no podamos distinguir fácilmente de una voz real en el campo de la música (posiblemente pase). Tema diferente es como cada persona canta y las particularidades de cada cantante, pero cara al futuro entre esto y la animación 3D en tiempo real no debería sorprendernos de que sigan apareciendo este tipo de “idols virtuales” por así decirlo.

No se cansan, no cobran, no engordan, no crecen, no protestan. Claro que la calidad y el arte tendra entonces venir de otro lado. No es algo que tengan que temer los músicos, sino una nueva oportunidad para creadores. ¿Cuánto pagarías tu si fueras un compositor amateur porque una gran estrella cantase tus canciones?



viernes, 16 de marzo de 2018

Historia: El Periodo Kamakura (I)












A medida que vamos entrando en tiempos mas modernos  veréis que la cantidad de información histórica de la que disponemos es cada vez mas abundante. Esto implica que intentar condensar lo ocurrido en un periodo concreto en un tamaño manejable resulta cada vez mas complicado. Es por ello que a partir de este periodo habrá ocasiones en las que divida la entrada sobre ese periodo en dos (o mas si hace falta) entradas

El periodo Kamakura marca una inflexión en la historia de Japón. El país que durante años estuvo en paz y llego a altas cotas de refinamiento en todas las artes que tocó, y donde todo el país se controlaba en buena medida desde su capital de Kyoto dejó paso paulatinamente a un Japón que podíamos considerar medieval. Un país que empezó a fragmentar el poder en numerosos señores feudales que aunque técnicamente debían obediencia al emperador, al ser este en la práctica una figura simbólica estos ejercían un poder total en sus dominios.
Japón se llenó de familias y clanes que mantenían sus territorios militarmente. Los samurái nacieron en esta época como los fieles soldados de los señores feudales y sus costumbres y modos se forjaron en esta época. Los dominios de los señores podían ser conquistados por otros señores y por ello la casta militar experimentó un florecimiento sin precedentes.

¿Cómo se cambió un modelo de gobierno por otro, como se llegó desde una corte imperial de gran esplendor a un país dominado por señores feudales que imponían su voluntad con la espada?

No fue un cambio súbito, sino la consecuencia de la incompetencia del funcionariado de la era Heian empobreció el país. La corte imperial no sabía en realidad mucho de lo que ocurría fuera de los muros de palacio, ni le importaba mientras pudieran seguir con sus vidas de lujo y refinamiento. Varias importantes familias gobernaban de facto diferentes territorios, y también intentaban influir en la corte. Los poderosos Fujiwara perdieron su poder en una disputa que los enfrentó a otros dos clanes: Los Taira y los Minamoto. Tras esto ambos clanes se enfrentaron en la rebelión Heiji en 1160 cuando el emperador Go-Shirakawa-tennō abdicó su puesto a favor de su hijo Nijō. Una abdicación un tanto especial, ya que con el apoyo del clan Minamoto y de los Fujiwara retuvo el poder efectivo (lo que en realidad quiere decir que esas dos familias eran quienes gobernaban). Los Taira en cambio apoyaban al emperador Nijō. Esto se complicó mas cuando las familias Minamoto y Fujiwara pusieron al emperador “bajo custodia”, lo que en la práctica implicaba que estaba prisionero. Los Taira asaltaron el palacio y fingieron una retirada, para que cuando los defensores se lanzaran en su persecución una fuerza de los Taira que no había entrado en el ataque inicial ocupó el palacio cortando las líneas de los Minamoto por la mitad y venciendo.

En el año 1180 Taira no Kiyomori puso a su hijo pequeño de apenas dos años en el trono tras la abdicación, pero las cosas no acabaron aquí. Aquí empiezan las guerras Genpei que durarían entre el 1180 y el 1185 que culminaría en la batalla naval de Dan-no-Ura donde el clan Minamoto, dirigido por el hermano de Minamoto no Yoritomo: Minamoto no Yoshitsune resultó vencedor. El clan Taira fue exterminado casi por completo.


Como consecuencia, el emperador Go-Shirakawa concedió al clan Minamoto el poder de recaudar impuestos y nombrar autoridades en todas las provincias. Tras la muerte del emperador asumió el título de shogun, lo que en la práctica le daba el poder absoluto sobre todo el país. El emperador siguió residiendo en Kyoto con una corte reducida y con propósitos puramente ceremoniales, pero el poder efectivo y real lo asumió Yoritomo que trasladó la capital efectiva a Kamakura, ciudad al sur de Edo que da nombre a este periodo.

Se podría pensar que aquí termina la historia, pero la fragmentación de Japón ya había comenzado y no iba a detenerse por los poderes de los Minamoto. Una cosa es que te den autoridad para hacer algo, y otra muy diferente que los señores feudales lo acepten. Consiguió confiscar tierras y nombrar autoridades locales en el centro y oeste del país, pero en el norte los Fujiwara que tenían allí su feudo tradicional se resistieron hasta el 1189.

Lamentablemente, aunque Yoritomo consiguió en buena medida imponer su poder sobre el país, no supo hacer lo mismo dentro de su familia. Las intrigas y luchas de poder no se lo pusieron fácil, y su muerte en 1199 dio comienzo a mas problemas. Su hijo Minamoto no Yoriie tenía dotes militares, pero sus políticas no contaban con el apoyo del resto del clan. Fue despojado de su poder con un conclave de 13 ancianos liderados por su abuelo Hōjō Tokimasa. Su intento por retomar el poder fracasó  y fue puesto bajo arresto domiciliario y posteriormente asesinado en el 1204. Antes de esto y debido a su enfermedad propuso a su hermano Sanetomo y a su joven hijo Minamoto no Ichiman.

Como ocurre habitualmente en estos casos, el poner a miembros jóvenes de una familia es solo una excusa para que otros detenten el poder como regentes. Paradójicamente en este caso el regente sería Hōjō Tokimasa de clan Hōjō que por estas casualidades de la vida… en realidad descendía del clan Taira. En serio que a veces intentar desenmarañar los líos entre clanes y familias parece una pesadilla, las luchas de poder en esa época era lo que los chinos llaman “tiempos interesantes”.

Técnicamente el emperador reina, pero a estas alturas todos sabemos que el poder real está en otro lugar. Ahora la figura del shogun pasa a ser en estos momentos también simbólica, ya que el poder real está en manos de la regencia del clan Hōjō. ¿Os he comentado que esto es un lio?

Y el problema de tener tanta figura simbólica es que estas pueden tener la tentación llegado el caso de recuperar su poder real, o pueden ser también herramientas para que otros clanes aspiren el poder y dar un aspecto legítimo a sus actos.

Mirarlo de este modo, si un clan pretendiera quitarle el poder al shogun, dado que este técnicamente actúa en representación del poder imperial serían considerados rebeldes y no contarían con apoyos incluso en caso de vencer. No obstante si lo que haces es “ayudar al emperador” a recuperar su poder real, aunque tu propósito sea otro estás legitimando de algún modo tus actos.

¿Recordáis de antes al emperador Go-Shirakawa?  Seguimos con la costumbre de que los reinados del emperador son muy breves. Go-Shirakawa reinó solo tres años, su hijo Nijō reinó unos siete años, el nieto Rokujō apenas tres años sin dejar descendencia., de modo que fue un nieto de Go-Shirakawa: el emperador Takakura quien siguió en el poder ¿no os habéis perdido?. No os preocupéis por recordar el nombre, ya que reinó solo 12 años muriendo a los 19 años. Una edad media para la época. Parece que en esos momentos ser emperador era lo que se llama un oficio de riesgo. No parece extraño que finalmente alguno de ellos, viendo como estaban las cosas y poco decido a dejar no ya el poder, sino la vida decidiera que incluso tras su retiro forzado, sería inteligente intentar sobrevivir. En el 1221 el emperador retirado Go-Toba se alió con los miembros del clan Taira y otros enemigos de los Minamoto para intentar acabar con el poder del shogunato de Kamakura.

 Para ello decidió nombrar un sucesor sin consultar al clan Hōjō invitando a un gran festival en Kyoto a aquellos que consideraba como posibles aliados. Los que no acudieron se consideraron enemigos, y a alguien que se le ocurrió declarar que era leal al shogunato… bueno, digamos que dejó de serlo rápidamente mediante el expeditivo método de liquidarlo. Poco después el emperador declaró al clan Hōjō y al regente como rebeldes fuera de la ley y obviamente se lió parda. Aquí empezó la guerra Jōkyū.

Pero parece que el emperador y sus aliados no contaban con la contundente respuesta del clan Hōjō. Repitiendo la estrategia de años atrás lanzaron un ataque triple y las fuerzas imperiales fueron arrolladas sin muchos problemas. El emperador intentó pedir ayuda a los monjes guerreros del monte Hiei que declinaron amablemente la oferta. La rebelión terminó rápidamente y el emperador tuvo la suerte de no ser castigado con mas que el exilio de por vida a las islas Oki (vamos, que lo mandaron donde no molestase mas). De paso se quitaron de encima a sus parientes incluyendo emperadores retirados e incluso al actual emperador que fue reemplazado por Go-Horikawa, un sobrino de Go-Toba que por lo visto prometió portarse con mas decoro.

 Como consecuencia de este episodio, el shogunato de Kamakura consiguió un poder virtualmente absoluto. Ninguna decisión se podía tomar sin ser consultada previamente con ellos, y aunque la corte conservo sus tierras, perdió prácticamente todo su poder político.


Con esto la situación política del país quedó estabilizada durante bastantes años hasta que el año 1333 veremos cambios importantes, pero eso queda para otra entrada.


Este periodo también tiene que ofrecernos mucho en otros campos aparte del puramente histórico, pero como incluirlo todo en una sola entrada haría que se alargase demasiado he decidido dividirla en dos. Veremos próximamente otros aspectos de este periodo donde empezamos a ver eso que se considera "japonés de toda la vida" como son los samurais



miércoles, 14 de marzo de 2018

Literatura: El cuento del cortador de bambú















El “Taketori Mongatari” (竹取物) es considerado frecuentemente el cuento mas antiguo de Japón, no obstante el primer documento escrito del que tenemos constancia es del siglo XV. Las referencias a este cuento a veces son difíciles de comprobar, pero como su acción transcurre en el periodo Heian que hemos visto recientemente, y es otra de las grandes obras populares de Japón creo que meceré una entrada.

La historia del cortador de bambú, conocida a veces como “El cuento de la princesa Kaguya” nos narra la historia de una modesta pareja de ancianos que viven en el bosque, donde el marido se gana la vida cortando bambú.

Un día ve un tronco de bambú que brilla, y decide cortarlo para ver su interior. Dentro del mismo encuentra una diminuta niña del tamaño de su pulgar. Decide entonces que esa niña es un regalo que le hacen los dioses tras años de rogarles por tener hijos y se la lleva a su casa donde crece rápidamente hasta alcanzar el tamaño de una niña normal. El crecimiento de la niña es constante hasta alcanzar el de una joven de extraordinaria belleza. En el bosque el anciano encuentra otros troncos de bambú con oro y otros tesoros en su interior que le sirven para vivir con el lujo que consideran adecuado para una muchacha de tal belleza.

La niña recibirá el nombre de “Kaguya Hime”  cuyo nombre hace referencia a su deslumbrante belleza. No tardarán diferentes príncipes de la corte en tener noticias de esta muchacha y cinco de ellos acudirán a pedir su mano en matrimonio. No obstante la muchacha no desea casarse, y para evitarlo pide como prueba de su amor a cada uno de los príncipes un objeto mítico imposible de conseguir. A uno le pide el cuenco de Buda, a otro una rama mítica de oro y piedras preciosas, a otro la piel de una rata de fuego, a otro la joya que se supone tiene un dragón y al último una concha de una golondrina. (si, suena raro pero son leyendas de la época). Ninguno de ellos consigue la prueba. Algunos intentan falsificarla, otros lo intentan y fracasan.


Pero las noticias sobre su belleza llegan hasta el palacio imperial, y el mismo emperador le pide matrimonio y que vaya a vivir a palacio. Ella confiesa entonces que no es de origen humano, sino que procede de la luna.

El príncipe insiste, pero ella pronto cae en la tristeza y melancolía. Preguntada por el motivo confiesa que siendo originaria de la luna, debe de volver pronto a ella de nuevo. Sus padres alarmados piden ayuda al emperador, que rodea la casa con soldados para impedir que los habitantes de la luna recuperen a su princesa, pero todo es en vano ya que una luna llena de gran luminosidad ciega a los soldados y hace que no quieran luchar. La princesa desaparece dejando una carta a sus padres despidiéndose de ellos y del emperador, aclarando que aunque no quería irse, debía hacerlo obligada.

Entonces el emperador envía a sus soldados a lo alto de la montaña mas alta de Japón: El monte Fuji (si, es la mas alta del país) para que quemen la carta de la princesa esperando que esta señal llegue a ella.

Años mas tarde, cayó de la luna la capa que le dieron los habitantes de la luna a la princesa, y un monje acudió al emperador para informarle de que la princesa estaba muy enfada por no haberse podido quedar en la tierra, y quería convertir toda la tierra en un lugar como la luna sin tiempo y sumida en la noche eterna. Para evitarlo debían intentar sellar a la princesa para siempre. Para ello el monje usó un espejo de palacio y los cinco objetos que pidió a sus pretendientes. La princesa al saberlo en su furia convirtió al monte Fuji, que hasta entonces era solo una montaña en un volcán (obviamente no, el Fuji siempre ha sido un volcán). Desde entonces se dice que los temblores y erupciones de este volcán se deben a la furia de la princesa.

El cuento en castellano puede encontrarse en algunos formatos, como los que os pongo a continuación




Versión ediciónes Chidori
Versión de ediciones Trotta

Aunque posiblemente es mas conocido en occidente este cuento por la extraordinaria adaptación animada que hizo Isao Takahata en 2013 (en España en el 2016) con el estudio de animación Ghibli (posiblemente uno de los mejores del mundo).

Esta versión es de una belleza prodigiosa, con una animación hecha a mano usando técnicas de acuarela es a nivel técnico un “tour de forcé” impresionante. Con una música extraordinaria del gran compositor Joe Hisaishi nos narra una versión mas corta de este cuento, que finaliza cuando la princesa abandona la tierra.





Esta película de animación es en mi opinión imprescindible para cualquier amante del cine, incluso para quienes consideran a la animación un género menor y en general para cualquier amante de la cultura japonesa. Es muy difícil expresar en palabras lo que se siente al ver esta obra maestra de inmensa sensibilidad y belleza. Aclamada por la crítica a nivel mundial es una de esas obras que “o la has visto o no”. Se pueden verter ríos de tinta (aunque sea electrónica) sobre esta película, pero solo viéndola, su es posible en japonés con subtítulos (y la experiencia vale la pena) se puede entender la belleza de este cuento y la tremenda belleza de esta adaptación. No es una historia con final feliz estilo Disney, es un bellísimo y desgarrador cántico a la libertad, la alegría y también a la tristeza. Quizás no apta para niños pequeños pero si para cualquier adulto de paladar delicado.



Aparte de en esta película, resultaría imposible citar todas las apariciones en uno u otro medio, así como las diferentes adaptaciones que se han hecho sobre esta historia. Su condición de cuento clásico lo convierte en una popular fuente de inspiración. Aparece en varias series populares de animación japonesa, pero también es una fuente de inspiración en occidente donde podemos encontrar una adaptación en la película “Claire” del 2001


https://www.filmaffinity.com/es/film454612.html

Como dato curioso adicional, Japón envió en el año 2007 una sonda a la luna y a esta sonda se le conocía también como “Kaguya”. El nombre se escogió mediante una votación popular


lunes, 12 de marzo de 2018

Literatura: Genji Monogatari













Mencionado ya en la entrada sobre el periodo Heian, la obra del Genji Monogatari (源氏物語) merece una entrada por si misma.

La importancia de esta obra es comparable, por establecer un paralelismo al “Don Quijote” para la literatura en español. Lamentablemente hasta hace no muchos años era prácticamente imposible obtener en el mercado de habla hispana de una edición, y no digamos ya una de calidad de esta obra. Afortunadamente esta situación se ha corregido y disponemos actualmente de varias ediciones, incluyendo una que es una traducción directa del original.


Pero empecemos por la autora. Generalmente se considera que esta obra fue escrita por Murasaki Shikibu ( 式部  978 DC – 1014 DC). En nuestro idioma esto se traduce como “Dama Murasaki”. Una mujer de la corte imperial del periodo Heian emparentada con la familia Fujiwara que vivió casi toda su vida en la corte imperial. Durante buena parte de su vida esa corte fue regida por el emperador Ichijō Tennō, y durante su reinado se considera que el periodo Heian alcanzó su máximo esplendor. No solo encontramos durante su reinado la obra de Murasaki, sino también la de Sei Shōnagon (清少納言). Otra dama de compañía que escribió otro clásico de la literatura japonesa conocido como “El libro de la almohada”.

Murasaki nació en una familia de literatos. Hija de Fujiwara no Tametoki y nieta del famoso poeta “waka” Fujiwara no Kanesuke que a día de hoy cuenta con muchos lectores interesados en su poesía.  Casada con un noble de su misma clase social tuvo una hija con el nombre de Daini no Sanmi que también se labró una reputación como poetisa. También escribió un diario que se considera igualmente una obra clásica del periodo Heian

Pero fue la obra de Murasaki la que le ganó el favor de la corte e hizo que se convirtiera en una dama de la corte de la emperatriz Fujiwara no Shōshi. Murió en Kyoto en el 1014 y su tumba es a día de hoy un lugar muy visitado 

También hay algunas estatuas dedicadas a la memoria de esta escritora, como la que se encuentra en el templo Ishiyama-dera de la ciudad de Ōtsu, en la ciudad de Fukui, en Uji y la lista sigue


También hay algunas estatuas dedicadas a la memoria de esta escritora, como la que se encuentra en el templo Ishiyama-dera de la ciudad de Ōtsu, en la ciudad de Fukui, en Uji y la lista sigue

La obra en sí misma no tiene título, ni aparece en el mismo el nombre de la autora. De hecho hay controversia acerca de si toda la obra es suya o algunas partes fueron escritas por su hija. Con todo dejaremos esas especulaciones para los expertos y nos centraremos en la obra.


El cuento de Genji es una obra extensa. Las ediciones en español suelen exceder las 1300 páginas y suele aparecer en dos o mas tomos. El original se escribió en japonés clásico usando el silabario hiragana conocido en esa época como “onnade” y eso añade dos complicaciones mas a la traducción. Una es el uso de caracteres ligeramente diferentes a los actuales, o algunos que ya no se usan. El otro problema tiene mas que ver con el idioma japonés en si mismo. La escritura japonesa usa kanas, que son caracteres que simbolizan sonidos de silabas. El castellano usa letras de origen romano y griego, y cada silaba se produce por una combinación de una o mas consonantes con una vocal (o solo vocales). En el kana encontramos las mismas vocales que en el castellano, pero únicamente una consonante suelta que es la “N”. El resto de los sonidos silábicos se crean asignando un carácter a cada uno. Algunos son los mismos con una pequeña marca para diferenciarlos, podéis consultar este enlace para hacernos una idea mas clara:



El japonés escrito usa también ideogramas de origen chino conocidos como kanji. Estos ideogramas tienen varias lecturas, pero además acarrean un significado. Cuando una palabra puede hacer referencia a varias cosas (como en castellano “Banco” que puede ser un asiento o una empresa financiera) lo deducimos por el contexto, mientras que en japonés se distingue por el kanji utilizado. Al estar escrita en kana aparecen a menudo confusiones de este tipo que no siempre son fáciles de distinguir, mas cuando hablamos de una obra ambientada en la corte imperial de hace mas de mil años.

Y es que la obra se escribió para las mujeres de la corte. Un grupo social relativamente pequeño con unos usos y costumbres muy particulares. Su lectura incluso en una traducción directa resulta en ocasiones complicada por el respeto que se tiene al original, donde a menudo se omiten nombres de personajes pasando a identificarlos de forma indirecta. La costumbre de que la nobleza se expresara a menudo mediante citas a poemas famosos  o proverbios tampoco ayuda.

Algunas ediciones que se han basado en traducciones al inglés o Alemán omiten fragmentos de contenido homosexual o sexo bastante explicito, la única versión que conozco que es directa y completa sería la de  Hiroko Izumi  Shimono e Iván Pinto Román del Fondo Editorial de la Asociación Peruano Japonesa. Las otras dos adaptaciones, la de Ediciones Atalanta y la de Destino se basan en versiones en otros idiomas y contienen adaptaciones para facilitar su lectura y posiblemente censuras contenidas en las versiones en las que se basan. Dejo a elección de cada uno el buscar una u otra.

Pero pasemos a la obra. El cuento de Genji nos narra la historia desde su nacimiento hasta su muerte (y mas allá) de un personaje ficticio de esa corte llamado “Hikaru Genji” o “Genji el resplandeciente”. Un joven noble de la corte y sus diferentes amores con varias mujeres a lo largo de los años. En la novela es un hijo del emperador Kiritsubo con una dama de rango inferior de la corte (la poligamia era común entre la nobleza, así como el tener no solo esposas, sino también concubinas). El joven conocerá y mantendrá relaciones con diferentes mujeres de diferente condición, hasta que insatisfecho por no encontrar a la mujer perfecta adoptará a una niña llamada Murasaki a la que criará para conseguir su ideal. Lamentablemente ella no podrá darle hijos.


La historia pasará desde el Genji niño a adolescente, adulto y pasará a narrarnos sus líos en la corte, su caída en desgracia y exilio y posterior retorno. Una historia que abarca desde su vida hasta su muerte e incluso un poco mas allá. Una obra que incluso con la dificultad ocasional de su lectura por los motivos antes mencionados, y porque está ambientada en una cultura muy diferente a la nuestra atrapa al lector por su fuerza e interés. Antes que desgranar la historia, prefiero centrarme en otros aspectos y dejar a cada uno el descubrir por si mismo esta joya de la literatura universal

Existe en la ciudad Uji al sur de Kyoto un museo dedicado íntegramente a esta obra


Se puso en circulación en el año 2000 una edición de billetes de  2000 yen que en su parte trasera incluye una escena de esta obra con un retrato de la autora en la esquina inferior derecha.

La historia de Genji se ha adaptado en multitud de formatos. Una película de 1951 dirigida por Kôzaburô Yoshimura, otra con el mismo nombre en 1966 dirigida por Kon Ichikawa, y otras mas hasta actualmente en el 2011 con el nombre de Genji Monogatari: Sennen no Nazo. Seguro que me dejo varias en el tintero. También se ha adaptado al manga y a otros formatos. Muchas historias se inspiran directa o indirectamente en este libro.



La pregunta obvia sería ¿Pero me va a gustar el libro?
Bueno, eso es un aspecto personal que me resulta imposible averiguar. A mi me gustó mucho y lo encontré una lectura apasionante no ya por conocer las costumbres y organización de la corte imperial Heian, sino porque además la historia es buena. La trama es interesante y llena de personajes. El príncipe Genji es un romántico a la búsqueda de un ideal y los personajes de la obra son seres humanos que aman y odian. Al margen de su valor como documento histórico lo cierto es que Murasaki se revela como una gran escritora y mejor novelista. Lo importante a veces no es solo la historia que se cuenta, sino el modo en el que se cuenta. Incluso teniendo en cuenta los casi mil años de la historia, y que estamos leyendo una traducción y no el original el libro engancha. Por otro lado no podemos obviar que el ambiente en el que se narra el libro es muy diferente a cualquiera actual y que en ocasiones podemos perdernos entre tanto personaje y mas cuando los nombres de los mismos varían en ocasiones.

En cualquier caso personalmente encuentro el libro apasionante, pero como en todo os recuerdo que esto no es mas que una opinión personal







jueves, 8 de marzo de 2018

Historia: El Periodo Heian















El periodo Heian transcurre entre el año 794 y el 1185 y es un punto de inflexión dentro de la historia de Japón. De una forma un poco grosera, como pudiéramos decir pintando la historia a brochazos podríamos dividir la historia en tres partes. La que precede a Heian que sería el “Japón antiguo”, luego el “Japón feudal” o medieval si os gusta mas, y luego llegaríamos a épocas mas modernas. El periodo Heian es uno de esos puntos donde la historia cambia paulatinamente entre una época y la siguiente.
Este periodo es conocido como una época de gran esplendor. Las artes florecen con la aparición de grandes obras de pintura, literatura, edificaciones y otras expresiones artísticas. La corte imperial alcanza un esplendor sin precedentes y en paralelo se produce un empobrecimiento generalizado en el país. Kyoto será capital imperial durante mas de mil años. Aparecerá esa clase tan conocida en occidente: Los samurái. Todo el refinamiento y elegancia de esa corte, esa paz desaparecerá a su término dejando a Japón sumido en guerras durante siglos. En contraste a lo que vendrá mas tarde, Heian es un periodo de paz como su propio nombre indica (Heian “平安” se traduce literalmente como paz)

La corte imperial en Kyoto se diseñó como la de Nara con una fuerte influencia china en su planificación y arquitectura. Su nombre “京都” quiere decir literalmente “ciudad capital”. Su nombre ha variado levemente dependiendo de cómo se leía. Además de “Kyo” también fue llamada “Miyako” o “Kyo no Miyako” (sede del palacio imperial) e incluso como Saikyō o “capital del oeste”. Esta ciudad milenaria conserva innumerables restos de este periodo y posteriores. Dicen algunos que toda una vida no basta para conocer esta hermosa ciudad. Tiene mas de 2000 templos, palacios y jardines y a día de hoy tiene 17 ubicaciones que son consideradas patrimonio de la humanidad.

Kyoto no sufrió bombardeos en la segunda guerra mundial y aunque se consideró por parte de los militares como un posible objetivo para la primera bomba atómica, el secretario de defensa Henry Stimson defendió que fuera excluida acudiendo incluso personalmente al presidente Truman para ello. Los motivos no están claros, pero el valor cultural de Kyoto a nivel universal está fuera de toda duda.


Como ocurrió anteriormente, el poder real del emperador seguía siendo puramente nominal. La poderosa familia Fujiwara caso a varias de sus hijas con varios emperadores para asegurarse el poder efectivo. Sucesivas campañas militares completaron casi por completo el dominio sobre la isla de Honsu persiguiendo a los últimos restos de la etnia emishi en el noroeste de la isla y técnicamente todo el país estaba bajo el dominio del emperador (un dominio un tanto limitado en el mejor de los casos).

Claro, una corte de gran esplendor implica mucho dinero, y lamentablemente los Fujiwara y otras familias como los Soga que detentaban el poder centraban su atención en Kyoto y su corte. Los gobernadores de las diferentes provincias tenían una gran autonomía y debían de defender ellos mismos sus dominios. Esto dio origen a una cultura basada en la filosofía del “bushi” que dio origen a la casta samurái. Estos señores debían de contar con el favor de la corte, pero tenían una gran independencia. El país se empobreció paulatinamente a la par que la seguridad de sus ciudadanos lejos de la gran capital decaía. Todo esto llevó finalmente a la aparición de señores que mantuvieron ejércitos privados de samurái (los que sirven) y eventualmente a la decadencia y caída del poder de la corte. La corte constaba de unas cinco mil personas viviendo en lujo frente a una población que se estima en unos cinco millones de personas para esa época. Sobre el año 1000 ni siquiera se emitía moneda y la incompetencia burocrática dejó al país en manos de los diferentes señores feudales.


Pero esto estaba aún por llegar. Mientras tanto la corte floreció en diversas artes. La aparición de los silabarios katakana (basado en kanjis chinos) e hiragana (usado mayoritariamente por mujeres en esa época) permitió por su comparativa sencillez respecto al kanji que la alfabetización fuera mucho mas abundante. Pensemos que aunque a un occidental los kanas les parezcan a menudo “garabatos incomprensibles” son mucho mas sencillos de aprender. A día de hoy los kanas no llegan a 100 para producir los sonidos del idioma japonés (y muchos son variaciones de los mismos y algunas combinaciones). Por el contrario los kanji son literalmente miles. Cualquier persona puede aprender a leer hiragana y katakana en unos días sin demasiado esfuerzo, mientras que dominar los kanji, incluso solo los “oficiales” que son los que teóricamente deben usarse únicamente puede llevarle años. La aparición de los silabarios produjo una explosión cultural que nos ha dejado obras como “El libro de la almohada (枕草子 Makura no Sōshi) de Sei Shōnagon (este nombre posiblemente no sea mas que un título protocolario) que es un diario cotidiano de la vida en la corte. También de esta época es uno de los poemas mas famosos del país: El Iroha que usa todos los kanas del silabario una vez y que durante siglos ha sido usado como ayuda nemotécnica y como orden para los kanas (no se ordenan tradicionalmente como los sonidos occidentales).



Es también de este periodo una de las obras mas famosas de la literatura antigua japonesa: El Genji Monogatari (源氏物). Considerado por algunos autores como por ejemplo Jorge Luis Borges como la primera novela de la historia. Escrito por Murasaki Shikibu ( 式部) que podríamos traducir literalmente como “Dama Murasaki” (murasaki quiere decir “púrpura”) y que narra la historia de un “príncipe resplandeciente” en la corte Heian desde su infancia hasta su muerte. Una obra que podríamos comparar en importancia e influencia con “El Quijote” en la lengua española. Obra que debo añadir es de lectura complicada por la costumbre de la época de nombrar a las personas no por un nombre, sino por métodos indirectos como la calle donde tenían su palacio y otras figuras similares. Es una obra que aún con la dificultad que entraña ocasionalmente es tremendamente interesante e ilustra muchas de las particularidades de la cultura de ese periodo.

En esta época se ambienta también uno de los cuentos folklóricos japoneses mas antiguos que se conocen: El cuento del cortador de bambú que muchos conocen como “El cuento de la princesa Kaguya”

En la corte imperial la belleza primaba sobre la honradez. El canon de belleza de la época es muy diferente al actual, y sobre todo en las mujeres era bastante complejo. Las caras debían de ser empolvadas de blanco con polvo de arroz, mejillas y labios en rojo. Cejas pintadas en lo alto de la frente, melenas largas y lustrosas y extrañamente ambos sexos se tintaban los dientes de negro con una mezcla de hierbas y vinagre. Esta costumbre perduró durante siglos y se eliminó casi por completo en el siglo XIX. Actualmente esta costumbre solo aparece actualmente en algunos festivales, en teatro kabuki y en la ceremonia en la que un aprendiz de geisha pasa a tener ese estatus definitivo.



El ropaje de la época tampoco es lo que solemos asociar con el Japón tradicional. La vestidura masculina se inspiraba en buena medida en la china y coreana. Hasta los colores de la ropa estaban reglamentados para diferentes clases. Las mujeres llevaban múltiples capas de ropa, llegando hasta 20 capas lo que supongo debería de limitar bastante su movilidad, pero dado que en la corte las mujeres prácticamente nunca abandonaban sus residencias, y cuando lo hacían era en carruaje cubierto o palanquín tampoco debería de ser tan importante.

Añadamos a todo esto, que las construcciones seguían siendo casi en su totalidad de madera. Suelos de tatami, paredes bastante delgadas y grandes salas con biombos creando las separaciones. Los fuegos eran escasos y limitados por lo general a las cocinas. En invierno esas capas de ropa debían de ser útiles desde luego.

La vida en la corte era muy ceremoniosa. Las relaciones entre personas de sexo opuesto eran bastante limitadas. Las damas no salían casi nunca de palacio, e incluso tras ser presentadas formalmente por lo general se ocultaban tras una celosía o persiana para hablar con sus pretendientes, y siempre con una tercera persona presente. Las cartas eran un elemento importante de comunicación, donde detalles como la tinta, el tipo de papel, la caligrafía con la que se escribían, el perfumado del papel e incluso como se doblaba la carta eran elementos importantes. Es esa época floreció la poesía y era considerado de buena educación hablar haciendo referencia a poemas famosos. Durante esa época se llegó al extremo (narrado en el libro de Genji entre otras fuentes) de considerar el cuerpo humano desnudo como algo desagradable.


En el terreno religioso el budismo siguió adentrándose en Japón. Principalmente de la mano de dos sectas esotéricas: La secta Tiantai que toma su nombre de una cadena montañosa de la provincia china de Zhejiang y por otro lado la secta shingon tendai que tuvo mucha influencia en la corte imperial por su poesía, escultura, caligrafía y otras artes. Esta secta tiene su representación mas importante en el monte Koya que se encuentra en la prefectura de Wakayama al sur de Osaka y es un popular destino turístico. Considerado patrimonio de la humanidad  tiene mas de cien templos de singular belleza. Otro centro de esta secta que ya comentamos anteriormente fue el monte Hiei.

Durante este periodo se inició un corriente pictórica conocida actualmente como Yamato-e. Literalmente eso quiere decir “pintura japonesa” (大和). Es común que diferentes estilos en japonés tengan un nombre y la “e” después que no es mas que una de las pronunciaciones del kanji “”. Como veremos en su momento hay corrientes como el “Ukyo-e”, “Kara-e” y otras.

Este estilo propio, inspirado en las obras de la dinastía Tang generalmente muestran escenas de la naturaleza o de lugares famosos acompañados de pequeñas descripciones. Generalmente pensados para ser colgados de las paredes (algo que se hace aún hoy en día y se denomina “kakemono”) . También se usaban en biombos o puertas correderas o también en rollos que narraban diferentes historias, a menudo asociadas con poemas waka. Lamentablemente se conservan muy pocos ejemplos de obras de este estilo del periodo Heian, posiblemente porque como partes de un edificio estas eran descartadas con este en su momento. Eran mas una decoración utilitaria durante este periodo aunque esto cambió en parte en los siglos venideros. Algunos ejemplos de este arte pueden verse en museos de todo el mundo, como el Metropolitano de Nueva York.

Resumiendo un poco, este periodo llevó al arte japonés a cumbres nunca vistas anteriormente. Literatura, poesía, pintura y otras artes florecieron al amparo de la corte imperial. Fue un periodo de paz, pero de una paz conseguida a costa de olvidarse del país y dejarlo en manos de los gobernadores, y esto terminaría en un periodo de conflictos que veremos mas adelante.