viernes, 16 de marzo de 2018

Historia: El Periodo Kamakura (I)












A medida que vamos entrando en tiempos mas modernos  veréis que la cantidad de información histórica de la que disponemos es cada vez mas abundante. Esto implica que intentar condensar lo ocurrido en un periodo concreto en un tamaño manejable resulta cada vez mas complicado. Es por ello que a partir de este periodo habrá ocasiones en las que divida la entrada sobre ese periodo en dos (o mas si hace falta) entradas

El periodo Kamakura marca una inflexión en la historia de Japón. El país que durante años estuvo en paz y llego a altas cotas de refinamiento en todas las artes que tocó, y donde todo el país se controlaba en buena medida desde su capital de Kyoto dejó paso paulatinamente a un Japón que podíamos considerar medieval. Un país que empezó a fragmentar el poder en numerosos señores feudales que aunque técnicamente debían obediencia al emperador, al ser este en la práctica una figura simbólica estos ejercían un poder total en sus dominios.
Japón se llenó de familias y clanes que mantenían sus territorios militarmente. Los samurái nacieron en esta época como los fieles soldados de los señores feudales y sus costumbres y modos se forjaron en esta época. Los dominios de los señores podían ser conquistados por otros señores y por ello la casta militar experimentó un florecimiento sin precedentes.

¿Cómo se cambió un modelo de gobierno por otro, como se llegó desde una corte imperial de gran esplendor a un país dominado por señores feudales que imponían su voluntad con la espada?

No fue un cambio súbito, sino la consecuencia de la incompetencia del funcionariado de la era Heian empobreció el país. La corte imperial no sabía en realidad mucho de lo que ocurría fuera de los muros de palacio, ni le importaba mientras pudieran seguir con sus vidas de lujo y refinamiento. Varias importantes familias gobernaban de facto diferentes territorios, y también intentaban influir en la corte. Los poderosos Fujiwara perdieron su poder en una disputa que los enfrentó a otros dos clanes: Los Taira y los Minamoto. Tras esto ambos clanes se enfrentaron en la rebelión Heiji en 1160 cuando el emperador Go-Shirakawa-tennō abdicó su puesto a favor de su hijo Nijō. Una abdicación un tanto especial, ya que con el apoyo del clan Minamoto y de los Fujiwara retuvo el poder efectivo (lo que en realidad quiere decir que esas dos familias eran quienes gobernaban). Los Taira en cambio apoyaban al emperador Nijō. Esto se complicó mas cuando las familias Minamoto y Fujiwara pusieron al emperador “bajo custodia”, lo que en la práctica implicaba que estaba prisionero. Los Taira asaltaron el palacio y fingieron una retirada, para que cuando los defensores se lanzaran en su persecución una fuerza de los Taira que no había entrado en el ataque inicial ocupó el palacio cortando las líneas de los Minamoto por la mitad y venciendo.

En el año 1180 Taira no Kiyomori puso a su hijo pequeño de apenas dos años en el trono tras la abdicación, pero las cosas no acabaron aquí. Aquí empiezan las guerras Genpei que durarían entre el 1180 y el 1185 que culminaría en la batalla naval de Dan-no-Ura donde el clan Minamoto, dirigido por el hermano de Minamoto no Yoritomo: Minamoto no Yoshitsune resultó vencedor. El clan Taira fue exterminado casi por completo.


Como consecuencia, el emperador Go-Shirakawa concedió al clan Minamoto el poder de recaudar impuestos y nombrar autoridades en todas las provincias. Tras la muerte del emperador asumió el título de shogun, lo que en la práctica le daba el poder absoluto sobre todo el país. El emperador siguió residiendo en Kyoto con una corte reducida y con propósitos puramente ceremoniales, pero el poder efectivo y real lo asumió Yoritomo que trasladó la capital efectiva a Kamakura, ciudad al sur de Edo que da nombre a este periodo.

Se podría pensar que aquí termina la historia, pero la fragmentación de Japón ya había comenzado y no iba a detenerse por los poderes de los Minamoto. Una cosa es que te den autoridad para hacer algo, y otra muy diferente que los señores feudales lo acepten. Consiguió confiscar tierras y nombrar autoridades locales en el centro y oeste del país, pero en el norte los Fujiwara que tenían allí su feudo tradicional se resistieron hasta el 1189.

Lamentablemente, aunque Yoritomo consiguió en buena medida imponer su poder sobre el país, no supo hacer lo mismo dentro de su familia. Las intrigas y luchas de poder no se lo pusieron fácil, y su muerte en 1199 dio comienzo a mas problemas. Su hijo Minamoto no Yoriie tenía dotes militares, pero sus políticas no contaban con el apoyo del resto del clan. Fue despojado de su poder con un conclave de 13 ancianos liderados por su abuelo Hōjō Tokimasa. Su intento por retomar el poder fracasó  y fue puesto bajo arresto domiciliario y posteriormente asesinado en el 1204. Antes de esto y debido a su enfermedad propuso a su hermano Sanetomo y a su joven hijo Minamoto no Ichiman.

Como ocurre habitualmente en estos casos, el poner a miembros jóvenes de una familia es solo una excusa para que otros detenten el poder como regentes. Paradójicamente en este caso el regente sería Hōjō Tokimasa de clan Hōjō que por estas casualidades de la vida… en realidad descendía del clan Taira. En serio que a veces intentar desenmarañar los líos entre clanes y familias parece una pesadilla, las luchas de poder en esa época era lo que los chinos llaman “tiempos interesantes”.

Técnicamente el emperador reina, pero a estas alturas todos sabemos que el poder real está en otro lugar. Ahora la figura del shogun pasa a ser en estos momentos también simbólica, ya que el poder real está en manos de la regencia del clan Hōjō. ¿Os he comentado que esto es un lio?

Y el problema de tener tanta figura simbólica es que estas pueden tener la tentación llegado el caso de recuperar su poder real, o pueden ser también herramientas para que otros clanes aspiren el poder y dar un aspecto legítimo a sus actos.

Mirarlo de este modo, si un clan pretendiera quitarle el poder al shogun, dado que este técnicamente actúa en representación del poder imperial serían considerados rebeldes y no contarían con apoyos incluso en caso de vencer. No obstante si lo que haces es “ayudar al emperador” a recuperar su poder real, aunque tu propósito sea otro estás legitimando de algún modo tus actos.

¿Recordáis de antes al emperador Go-Shirakawa?  Seguimos con la costumbre de que los reinados del emperador son muy breves. Go-Shirakawa reinó solo tres años, su hijo Nijō reinó unos siete años, el nieto Rokujō apenas tres años sin dejar descendencia., de modo que fue un nieto de Go-Shirakawa: el emperador Takakura quien siguió en el poder ¿no os habéis perdido?. No os preocupéis por recordar el nombre, ya que reinó solo 12 años muriendo a los 19 años. Una edad media para la época. Parece que en esos momentos ser emperador era lo que se llama un oficio de riesgo. No parece extraño que finalmente alguno de ellos, viendo como estaban las cosas y poco decido a dejar no ya el poder, sino la vida decidiera que incluso tras su retiro forzado, sería inteligente intentar sobrevivir. En el 1221 el emperador retirado Go-Toba se alió con los miembros del clan Taira y otros enemigos de los Minamoto para intentar acabar con el poder del shogunato de Kamakura.

 Para ello decidió nombrar un sucesor sin consultar al clan Hōjō invitando a un gran festival en Kyoto a aquellos que consideraba como posibles aliados. Los que no acudieron se consideraron enemigos, y a alguien que se le ocurrió declarar que era leal al shogunato… bueno, digamos que dejó de serlo rápidamente mediante el expeditivo método de liquidarlo. Poco después el emperador declaró al clan Hōjō y al regente como rebeldes fuera de la ley y obviamente se lió parda. Aquí empezó la guerra Jōkyū.

Pero parece que el emperador y sus aliados no contaban con la contundente respuesta del clan Hōjō. Repitiendo la estrategia de años atrás lanzaron un ataque triple y las fuerzas imperiales fueron arrolladas sin muchos problemas. El emperador intentó pedir ayuda a los monjes guerreros del monte Hiei que declinaron amablemente la oferta. La rebelión terminó rápidamente y el emperador tuvo la suerte de no ser castigado con mas que el exilio de por vida a las islas Oki (vamos, que lo mandaron donde no molestase mas). De paso se quitaron de encima a sus parientes incluyendo emperadores retirados e incluso al actual emperador que fue reemplazado por Go-Horikawa, un sobrino de Go-Toba que por lo visto prometió portarse con mas decoro.

 Como consecuencia de este episodio, el shogunato de Kamakura consiguió un poder virtualmente absoluto. Ninguna decisión se podía tomar sin ser consultada previamente con ellos, y aunque la corte conservo sus tierras, perdió prácticamente todo su poder político.


Con esto la situación política del país quedó estabilizada durante bastantes años hasta que el año 1333 veremos cambios importantes, pero eso queda para otra entrada.


Este periodo también tiene que ofrecernos mucho en otros campos aparte del puramente histórico, pero como incluirlo todo en una sola entrada haría que se alargase demasiado he decidido dividirla en dos. Veremos próximamente otros aspectos de este periodo donde empezamos a ver eso que se considera "japonés de toda la vida" como son los samurais



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