jueves, 8 de marzo de 2018

Historia: El Periodo Heian















El periodo Heian transcurre entre el año 794 y el 1185 y es un punto de inflexión dentro de la historia de Japón. De una forma un poco grosera, como pudiéramos decir pintando la historia a brochazos podríamos dividir la historia en tres partes. La que precede a Heian que sería el “Japón antiguo”, luego el “Japón feudal” o medieval si os gusta mas, y luego llegaríamos a épocas mas modernas. El periodo Heian es uno de esos puntos donde la historia cambia paulatinamente entre una época y la siguiente.
Este periodo es conocido como una época de gran esplendor. Las artes florecen con la aparición de grandes obras de pintura, literatura, edificaciones y otras expresiones artísticas. La corte imperial alcanza un esplendor sin precedentes y en paralelo se produce un empobrecimiento generalizado en el país. Kyoto será capital imperial durante mas de mil años. Aparecerá esa clase tan conocida en occidente: Los samurái. Todo el refinamiento y elegancia de esa corte, esa paz desaparecerá a su término dejando a Japón sumido en guerras durante siglos. En contraste a lo que vendrá mas tarde, Heian es un periodo de paz como su propio nombre indica (Heian “平安” se traduce literalmente como paz)

La corte imperial en Kyoto se diseñó como la de Nara con una fuerte influencia china en su planificación y arquitectura. Su nombre “京都” quiere decir literalmente “ciudad capital”. Su nombre ha variado levemente dependiendo de cómo se leía. Además de “Kyo” también fue llamada “Miyako” o “Kyo no Miyako” (sede del palacio imperial) e incluso como Saikyō o “capital del oeste”. Esta ciudad milenaria conserva innumerables restos de este periodo y posteriores. Dicen algunos que toda una vida no basta para conocer esta hermosa ciudad. Tiene mas de 2000 templos, palacios y jardines y a día de hoy tiene 17 ubicaciones que son consideradas patrimonio de la humanidad.

Kyoto no sufrió bombardeos en la segunda guerra mundial y aunque se consideró por parte de los militares como un posible objetivo para la primera bomba atómica, el secretario de defensa Henry Stimson defendió que fuera excluida acudiendo incluso personalmente al presidente Truman para ello. Los motivos no están claros, pero el valor cultural de Kyoto a nivel universal está fuera de toda duda.


Como ocurrió anteriormente, el poder real del emperador seguía siendo puramente nominal. La poderosa familia Fujiwara caso a varias de sus hijas con varios emperadores para asegurarse el poder efectivo. Sucesivas campañas militares completaron casi por completo el dominio sobre la isla de Honsu persiguiendo a los últimos restos de la etnia emishi en el noroeste de la isla y técnicamente todo el país estaba bajo el dominio del emperador (un dominio un tanto limitado en el mejor de los casos).

Claro, una corte de gran esplendor implica mucho dinero, y lamentablemente los Fujiwara y otras familias como los Soga que detentaban el poder centraban su atención en Kyoto y su corte. Los gobernadores de las diferentes provincias tenían una gran autonomía y debían de defender ellos mismos sus dominios. Esto dio origen a una cultura basada en la filosofía del “bushi” que dio origen a la casta samurái. Estos señores debían de contar con el favor de la corte, pero tenían una gran independencia. El país se empobreció paulatinamente a la par que la seguridad de sus ciudadanos lejos de la gran capital decaía. Todo esto llevó finalmente a la aparición de señores que mantuvieron ejércitos privados de samurái (los que sirven) y eventualmente a la decadencia y caída del poder de la corte. La corte constaba de unas cinco mil personas viviendo en lujo frente a una población que se estima en unos cinco millones de personas para esa época. Sobre el año 1000 ni siquiera se emitía moneda y la incompetencia burocrática dejó al país en manos de los diferentes señores feudales.


Pero esto estaba aún por llegar. Mientras tanto la corte floreció en diversas artes. La aparición de los silabarios katakana (basado en kanjis chinos) e hiragana (usado mayoritariamente por mujeres en esa época) permitió por su comparativa sencillez respecto al kanji que la alfabetización fuera mucho mas abundante. Pensemos que aunque a un occidental los kanas les parezcan a menudo “garabatos incomprensibles” son mucho mas sencillos de aprender. A día de hoy los kanas no llegan a 100 para producir los sonidos del idioma japonés (y muchos son variaciones de los mismos y algunas combinaciones). Por el contrario los kanji son literalmente miles. Cualquier persona puede aprender a leer hiragana y katakana en unos días sin demasiado esfuerzo, mientras que dominar los kanji, incluso solo los “oficiales” que son los que teóricamente deben usarse únicamente puede llevarle años. La aparición de los silabarios produjo una explosión cultural que nos ha dejado obras como “El libro de la almohada (枕草子 Makura no Sōshi) de Sei Shōnagon (este nombre posiblemente no sea mas que un título protocolario) que es un diario cotidiano de la vida en la corte. También de esta época es uno de los poemas mas famosos del país: El Iroha que usa todos los kanas del silabario una vez y que durante siglos ha sido usado como ayuda nemotécnica y como orden para los kanas (no se ordenan tradicionalmente como los sonidos occidentales).



Es también de este periodo una de las obras mas famosas de la literatura antigua japonesa: El Genji Monogatari (源氏物). Considerado por algunos autores como por ejemplo Jorge Luis Borges como la primera novela de la historia. Escrito por Murasaki Shikibu ( 式部) que podríamos traducir literalmente como “Dama Murasaki” (murasaki quiere decir “púrpura”) y que narra la historia de un “príncipe resplandeciente” en la corte Heian desde su infancia hasta su muerte. Una obra que podríamos comparar en importancia e influencia con “El Quijote” en la lengua española. Obra que debo añadir es de lectura complicada por la costumbre de la época de nombrar a las personas no por un nombre, sino por métodos indirectos como la calle donde tenían su palacio y otras figuras similares. Es una obra que aún con la dificultad que entraña ocasionalmente es tremendamente interesante e ilustra muchas de las particularidades de la cultura de ese periodo.

En esta época se ambienta también uno de los cuentos folklóricos japoneses mas antiguos que se conocen: El cuento del cortador de bambú que muchos conocen como “El cuento de la princesa Kaguya”

En la corte imperial la belleza primaba sobre la honradez. El canon de belleza de la época es muy diferente al actual, y sobre todo en las mujeres era bastante complejo. Las caras debían de ser empolvadas de blanco con polvo de arroz, mejillas y labios en rojo. Cejas pintadas en lo alto de la frente, melenas largas y lustrosas y extrañamente ambos sexos se tintaban los dientes de negro con una mezcla de hierbas y vinagre. Esta costumbre perduró durante siglos y se eliminó casi por completo en el siglo XIX. Actualmente esta costumbre solo aparece actualmente en algunos festivales, en teatro kabuki y en la ceremonia en la que un aprendiz de geisha pasa a tener ese estatus definitivo.



El ropaje de la época tampoco es lo que solemos asociar con el Japón tradicional. La vestidura masculina se inspiraba en buena medida en la china y coreana. Hasta los colores de la ropa estaban reglamentados para diferentes clases. Las mujeres llevaban múltiples capas de ropa, llegando hasta 20 capas lo que supongo debería de limitar bastante su movilidad, pero dado que en la corte las mujeres prácticamente nunca abandonaban sus residencias, y cuando lo hacían era en carruaje cubierto o palanquín tampoco debería de ser tan importante.

Añadamos a todo esto, que las construcciones seguían siendo casi en su totalidad de madera. Suelos de tatami, paredes bastante delgadas y grandes salas con biombos creando las separaciones. Los fuegos eran escasos y limitados por lo general a las cocinas. En invierno esas capas de ropa debían de ser útiles desde luego.

La vida en la corte era muy ceremoniosa. Las relaciones entre personas de sexo opuesto eran bastante limitadas. Las damas no salían casi nunca de palacio, e incluso tras ser presentadas formalmente por lo general se ocultaban tras una celosía o persiana para hablar con sus pretendientes, y siempre con una tercera persona presente. Las cartas eran un elemento importante de comunicación, donde detalles como la tinta, el tipo de papel, la caligrafía con la que se escribían, el perfumado del papel e incluso como se doblaba la carta eran elementos importantes. Es esa época floreció la poesía y era considerado de buena educación hablar haciendo referencia a poemas famosos. Durante esa época se llegó al extremo (narrado en el libro de Genji entre otras fuentes) de considerar el cuerpo humano desnudo como algo desagradable.


En el terreno religioso el budismo siguió adentrándose en Japón. Principalmente de la mano de dos sectas esotéricas: La secta Tiantai que toma su nombre de una cadena montañosa de la provincia china de Zhejiang y por otro lado la secta shingon tendai que tuvo mucha influencia en la corte imperial por su poesía, escultura, caligrafía y otras artes. Esta secta tiene su representación mas importante en el monte Koya que se encuentra en la prefectura de Wakayama al sur de Osaka y es un popular destino turístico. Considerado patrimonio de la humanidad  tiene mas de cien templos de singular belleza. Otro centro de esta secta que ya comentamos anteriormente fue el monte Hiei.

Durante este periodo se inició un corriente pictórica conocida actualmente como Yamato-e. Literalmente eso quiere decir “pintura japonesa” (大和). Es común que diferentes estilos en japonés tengan un nombre y la “e” después que no es mas que una de las pronunciaciones del kanji “”. Como veremos en su momento hay corrientes como el “Ukyo-e”, “Kara-e” y otras.

Este estilo propio, inspirado en las obras de la dinastía Tang generalmente muestran escenas de la naturaleza o de lugares famosos acompañados de pequeñas descripciones. Generalmente pensados para ser colgados de las paredes (algo que se hace aún hoy en día y se denomina “kakemono”) . También se usaban en biombos o puertas correderas o también en rollos que narraban diferentes historias, a menudo asociadas con poemas waka. Lamentablemente se conservan muy pocos ejemplos de obras de este estilo del periodo Heian, posiblemente porque como partes de un edificio estas eran descartadas con este en su momento. Eran mas una decoración utilitaria durante este periodo aunque esto cambió en parte en los siglos venideros. Algunos ejemplos de este arte pueden verse en museos de todo el mundo, como el Metropolitano de Nueva York.

Resumiendo un poco, este periodo llevó al arte japonés a cumbres nunca vistas anteriormente. Literatura, poesía, pintura y otras artes florecieron al amparo de la corte imperial. Fue un periodo de paz, pero de una paz conseguida a costa de olvidarse del país y dejarlo en manos de los gobernadores, y esto terminaría en un periodo de conflictos que veremos mas adelante.