miércoles, 14 de marzo de 2018

Literatura: El cuento del cortador de bambú















El “Taketori Mongatari” (竹取物) es considerado frecuentemente el cuento mas antiguo de Japón, no obstante el primer documento escrito del que tenemos constancia es del siglo XV. Las referencias a este cuento a veces son difíciles de comprobar, pero como su acción transcurre en el periodo Heian que hemos visto recientemente, y es otra de las grandes obras populares de Japón creo que meceré una entrada.

La historia del cortador de bambú, conocida a veces como “El cuento de la princesa Kaguya” nos narra la historia de una modesta pareja de ancianos que viven en el bosque, donde el marido se gana la vida cortando bambú.

Un día ve un tronco de bambú que brilla, y decide cortarlo para ver su interior. Dentro del mismo encuentra una diminuta niña del tamaño de su pulgar. Decide entonces que esa niña es un regalo que le hacen los dioses tras años de rogarles por tener hijos y se la lleva a su casa donde crece rápidamente hasta alcanzar el tamaño de una niña normal. El crecimiento de la niña es constante hasta alcanzar el de una joven de extraordinaria belleza. En el bosque el anciano encuentra otros troncos de bambú con oro y otros tesoros en su interior que le sirven para vivir con el lujo que consideran adecuado para una muchacha de tal belleza.

La niña recibirá el nombre de “Kaguya Hime”  cuyo nombre hace referencia a su deslumbrante belleza. No tardarán diferentes príncipes de la corte en tener noticias de esta muchacha y cinco de ellos acudirán a pedir su mano en matrimonio. No obstante la muchacha no desea casarse, y para evitarlo pide como prueba de su amor a cada uno de los príncipes un objeto mítico imposible de conseguir. A uno le pide el cuenco de Buda, a otro una rama mítica de oro y piedras preciosas, a otro la piel de una rata de fuego, a otro la joya que se supone tiene un dragón y al último una concha de una golondrina. (si, suena raro pero son leyendas de la época). Ninguno de ellos consigue la prueba. Algunos intentan falsificarla, otros lo intentan y fracasan.


Pero las noticias sobre su belleza llegan hasta el palacio imperial, y el mismo emperador le pide matrimonio y que vaya a vivir a palacio. Ella confiesa entonces que no es de origen humano, sino que procede de la luna.

El príncipe insiste, pero ella pronto cae en la tristeza y melancolía. Preguntada por el motivo confiesa que siendo originaria de la luna, debe de volver pronto a ella de nuevo. Sus padres alarmados piden ayuda al emperador, que rodea la casa con soldados para impedir que los habitantes de la luna recuperen a su princesa, pero todo es en vano ya que una luna llena de gran luminosidad ciega a los soldados y hace que no quieran luchar. La princesa desaparece dejando una carta a sus padres despidiéndose de ellos y del emperador, aclarando que aunque no quería irse, debía hacerlo obligada.

Entonces el emperador envía a sus soldados a lo alto de la montaña mas alta de Japón: El monte Fuji (si, es la mas alta del país) para que quemen la carta de la princesa esperando que esta señal llegue a ella.

Años mas tarde, cayó de la luna la capa que le dieron los habitantes de la luna a la princesa, y un monje acudió al emperador para informarle de que la princesa estaba muy enfada por no haberse podido quedar en la tierra, y quería convertir toda la tierra en un lugar como la luna sin tiempo y sumida en la noche eterna. Para evitarlo debían intentar sellar a la princesa para siempre. Para ello el monje usó un espejo de palacio y los cinco objetos que pidió a sus pretendientes. La princesa al saberlo en su furia convirtió al monte Fuji, que hasta entonces era solo una montaña en un volcán (obviamente no, el Fuji siempre ha sido un volcán). Desde entonces se dice que los temblores y erupciones de este volcán se deben a la furia de la princesa.

El cuento en castellano puede encontrarse en algunos formatos, como los que os pongo a continuación




Versión ediciónes Chidori
Versión de ediciones Trotta

Aunque posiblemente es mas conocido en occidente este cuento por la extraordinaria adaptación animada que hizo Isao Takahata en 2013 (en España en el 2016) con el estudio de animación Ghibli (posiblemente uno de los mejores del mundo).

Esta versión es de una belleza prodigiosa, con una animación hecha a mano usando técnicas de acuarela es a nivel técnico un “tour de forcé” impresionante. Con una música extraordinaria del gran compositor Joe Hisaishi nos narra una versión mas corta de este cuento, que finaliza cuando la princesa abandona la tierra.





Esta película de animación es en mi opinión imprescindible para cualquier amante del cine, incluso para quienes consideran a la animación un género menor y en general para cualquier amante de la cultura japonesa. Es muy difícil expresar en palabras lo que se siente al ver esta obra maestra de inmensa sensibilidad y belleza. Aclamada por la crítica a nivel mundial es una de esas obras que “o la has visto o no”. Se pueden verter ríos de tinta (aunque sea electrónica) sobre esta película, pero solo viéndola, su es posible en japonés con subtítulos (y la experiencia vale la pena) se puede entender la belleza de este cuento y la tremenda belleza de esta adaptación. No es una historia con final feliz estilo Disney, es un bellísimo y desgarrador cántico a la libertad, la alegría y también a la tristeza. Quizás no apta para niños pequeños pero si para cualquier adulto de paladar delicado.



Aparte de en esta película, resultaría imposible citar todas las apariciones en uno u otro medio, así como las diferentes adaptaciones que se han hecho sobre esta historia. Su condición de cuento clásico lo convierte en una popular fuente de inspiración. Aparece en varias series populares de animación japonesa, pero también es una fuente de inspiración en occidente donde podemos encontrar una adaptación en la película “Claire” del 2001


https://www.filmaffinity.com/es/film454612.html

Como dato curioso adicional, Japón envió en el año 2007 una sonda a la luna y a esta sonda se le conocía también como “Kaguya”. El nombre se escogió mediante una votación popular