El periodo Nara, que toma este nombre de ciudad homónima
transcurre entre los años 710 y 794. Un periodo mas bien breve pero con varios
cambios importantes. A partir de este periodo es cuando empezamos a encontrar
cosas “grandes” de interés para viajeros. Es cierto que existen ruinas y restos
anteriores pero a menudo en lugares un tanto alejados de las atracciones mas
típicas y son difíciles de apreciar. Es a partir de este periodo cuando
empezamos a tener restos abundantes y accesibles.
Este periodo se inicia cuando la emperatriz Genmei
establece la capital en Heijō-kyō (平城京) durante casi todo ese periodo
excepto cinco años. La capital se movió durante una década en el 784 a lo que
hoy es la ciudad de Nagoya, para trasladarse hacia el final del periodo Nara a
Kyoto donde permanecería durante un milenio (las fechas en las que la capital
pasó a ser Tokyo son motivo de discusión)
Aún se encuentran en la zona de nada los restos de la
capital Heijō-kyō, aunque no son nada espectacular que podamos ver (mirar el
mapa para haceros una idea). La ciudad sufrió varios incendios desde su
abandono e incluso quedó cubierta por campos de cultivo con los siglos. En los
años 70 se inició una excavación para recuperar los restos y a día de hoy se
consideran patrimonio de la humanidad
Es en esta época donde encontramos algunos de los
primeros ejemplos de literatura, incluyendo el Kojiki y el Nihon Shoki que
básicamente son libros de registros “históricos” que entre otras finalidades
tenían el justificar el derecho imperial a reinar. También encontramos los
primeros ejemplos de poesía japonesa de estilo waka. Aunque no sea de interés
especial para el viajero, hay que comentar que la literatura de este periodo (y
de algunos posteriores) es extremadamente difícil de traducir a día de hoy. No
solo está en un japonés arcaico, sino que en muchas ocasiones se usan
caracteres chinos como expresar sonidos del japonés. Esto quiere decir que los
caracteres chinos se usan por su sonido, no por su significado y para complicar
mas las cosas diferentes kanji pueden usarse para el mismo sonido. Esto
continuaría siendo así hasta la creación de los silabarios en el periodo Heian.
En este periodo el budismo se introdujo profundamente en
la sociedad japonesa. Dos muestras de ello las podemos encontrar en la zona de
Nara, concretamente en el templo Tōdai-ji (東大寺) que
es a día de hoy, incluso tras varias reconstrucciones por incendios uno de los
edificios de madera mas grandes del mundo (impresiona verlo, en serio) y que
alberga en su interior una gran estatua de bronce conocida como el Nara
Daibutsu.
También en este periodo el monje budista Saichō fundó en
el monte Hiei un famoso templo de la secta Tendai que permanece a día de hoy.
Este monasterio tuvo mucha influencia a lo largo de los siglos, pero hay que
comentar que lo que podamos ver es una reconstrucción posterior. Los monjes de
esta secta cometieron el error siglos mas tarde de ponerse en contra del señor feudal
Oda Nobunaga, que un poco harto de sus constantes ataques decidió cortar el
problema de raíz y quemó la montaña entera con sus templos… y los monjes.
En la ciudad de Nara además del Todaiji podemos encontrar
otros ejemplos de este periodo como el templo Santuario Kasuga Taisha y sus
famosas 3.000 lámparas
También tenemos en la zona el templo Kofukuji fundado en
el 710 por la familia Fujiiwara (si, siguen los líos en palacio, y no pararán).
El templo Shin-Yakushiji fundado en el 747 y el museo nacional de Nara
Si hay algo que va a llamar la atención al turista que visita Nara, además de lo relacionado con este periodo es sin duda la presencia de los ciervos sika (Cervus nippon). Una especie bastante extendida en el sudeste asiático y que se diferencia sobre todo de los europeos y americanos en que es de pequeño tamaño. La ciudad de Nara tiene literalmente centenares de estos animales correteando por los parques e incluso entrando en algunos templos.
Se consideran animales sagrados, mensajeros de los dioses
(aunque eso no impide que se controle su población) y aunque son animales
salvajes están muy acostumbrados a la presencia humana, comiendo directamente
de las manos de los turistas. Insisto en lo de salvajes, porque a pesar de ser
pequeños y muy bonitos, en época de cría las hembras pueden atacar a quienes se
acerquen a sus retoños, y tampoco dudan en intentar coger cualquier comida que
el visitante tenga a mano (eso incluye morder los bolsillos, bolsos o lo que
pillen).
En este periodo se inició una forma de arte típicamente
japonés y que perdura hasta nuestros días: los jardines japoneses donde prima
mas la recreación de la naturaleza que la inclusión de elementos artificiales.
Históricamente este periodo no carece de conflictos,
aunque no en forma de guerras, sino de intrigas, asesinatos e intrigas
palaciegas. Sería quizás un poco aburrido detallarlas, bastará con comentar que
aunque el país está en paz y prosperando los conflictos se desarrollan en las
intrigas por el poder y las sucesiones al trono de diferentes familias. A
efectos prácticos lo que nos interesa como viajeros es saber que durante este
periodo la capital estuvo en Nara, luego en Nagoya y posteriormente a Kyoto.
Los monumentos como templos y artefactos que veamos presentarán una fuerte
influencia china, y de hecho durante este periodo se mantuvieron contactos
diplomáticos con la coste de la dinastía Tang. China también tuvo enviados en
la corte japonesa. También hubo contactos con los tres reinos de Corea.
Hay que comentar un detalle que puede causar confusión.
Como hemos visto, durante siglos el nombre de Japón fue “Yamato” o “Yamatai”,
ese nombre lo adoptó posteriormente la provincia del mismo nombre que hoy en
día se corresponde con la provincia de Nara
A partir de este periodo y sucesivos vamos a encontrar, como ya he comentado cada vez mas restos que podamos visitar. En breve veremos el periodo Heian que es uno de los de máximo esplendor en esa época.