Hoy quiero haceros una breve introducción a uno de los
escritores japoneses más conocidos. Puede que muchos penséis al leer esto en
Murakami pero no. Hoy hablaremos un poco de Natsume Soseki
Es posible que a muchos el nombre no les suene, y es casi
normal. No es precisamente un escritor moderno, aunque si os digo que su cara
aparece en los billetes del 1000 yen entonces ya os sonará un poco. Bastará
decir que es considerado en Japón como unos máximos exponentes de su
literatura, y que sus libros son de lectura obligatoria
Natsume Soseki nació el 9 de febrero de 1867 como Natsume Kinnosuke (夏目 金之助) en la ciudad de Babashita que a día de soy
estaría en el barrio de Shinjuku. Nació en una época de transformaciones
sociales. El shogunato Tokugawa acababa de terminar y su nacimiento se produjo
a poco de iniciarse la restauración Meiji. Un periodo que marca el paso entre
el Japón feudal
y tradicional a un Japón moderno que se abre a la cultura occidental. Nació en
una familia de samurai, en una época en la que las castas fueron abolidas. Su
familia no era rica, de hecho fue un hijo no esperado. Su madre tenía 40 años y
su padre 53. Cuando nació su familia ya tenía cinco hijos y su llegada impuso
problemas económicos que llevaron a que lo dieran en adopción a un matrimonio
sin hijos. Permaneció con estos hasta los nueve años hasta que estos se
divorciaron y volvió a su familia original donde fue bien recibido por su
madre, pero no por su padre. Su madre murió cuando el tenía catorce años, así
como dos de sus hermanos años más tarde. La infancia de Natsume no fue fácil,
como el resto de su vida.
Natsume empezó sus estudios en lo que hoy es la escuela superior
de Hibiya, donde entró en contacto con la literatura china de la que se
enamoró. Sus padres desaconsejaron fuertemente su intención de convertirse en
escritor. Por ello se matriculó más tarde en la universidad imperial de Tokyo
(una de las más prestigiosas del país a día de hoy) pensando en cursar la
carrera de arquitectura. Al mismo tiempo empezó a estudiar inglés que era
necesario tanto en esta como en otras carreras.
Pero su amor por la literatura no le abandonó. Conoció a Masaoka
Shiki, que a día de hoy es considerado como uno de los cuatro grandes maestros
del haiku (una forma de poesía japonesa). Este lo introdujo en esta forma de
arte y el empezó a publicar trabajos suyos firmados como “Soseki” que en chino
quiere decir “terco”. Sus poemas siguen siendo muy leídos a día de hoy, e
incluso hay una recopilación traducida al castellano (el sueño de la libélula).
Finalmente haciendo honor a su seudónimo abandonó la idea de convertirse en
arquitecto e ingresó en el departamento de literatura inglesa donde aprendió
rápidamente el idioma. Poco después tradujo al inglés la obra del periodo Kamakura
Hōjōki . Se
graduó en 1893 y aparentemente se dedicó durante un tiempo a trabajos a tiempo
parcial como graduado.
Tener en cuenta que estos trabajos eran pocos y mal pagados, y hay
que comer. Al final Tuvo que aceptar un puesto de maestro en la ciudad de
Matsuyama que se encuentra en la isla de Shikoku. Esto en el 1897
aproximadamente era lo más parecido al “el final del mundo”. Pensar que
hablamos del siglo XIX, con transportes escasos y de una ciudad que en esos
tiempos era poco menos que un pueblo, en una isla alejada. Para hacernos una
idea se encuentra a más de 700 kilómetros de Tokyo. En esa época solo el viaje
ya sería largo. Para una persona como Soseki interesada en la poesía y las
artes, pasar de Tokyo a Matsuyama es como ser desterrado a los confines de la
tierra. Con el pésame de sus amigos no le quedó más remedio que aceptar el
trabajo.
Tras un año en esa ciudad, se trasladó a Kumamoto en la isla de Kyushu para ser profesor de inglés en la quinta escuela superior de esa ciudad.
Su experiencia se plasmó años más tarde de forma irónica en su
magistral obra “Botchan” donde un señorito de ciudad se ve obligado a aceptar
un trabajo como ese. Con todo Soseki no parece que perdiera el tiempo solo en
enseñar a esos muchachos, porque también tuvo un matrimonio concertado con
Kyoko Nakane. Una chica nacida en Hiroshima con la que permaneció toda su vida
a pesar de que según parece nunca terminó de ser feliz con ella. Tuvieron
cuatro hijas y permaneció en Kumamoto durante cuatro años.
Tras estos años llegó lo que parecía su gran oportunidad. El
gobierno japonés le propuso una beca para estudiar y mejorar su inglés en
Londres. A cambio de tres años en Londres se comprometió a su vuelta a ocupar
la cátedra de filología inglesa de la universidad imperial reemplazando a Lafcadio
Hearn (que también había trabajado en Kumamoto).
Esto aparentemente es lo que se llama “un chollo”. Pasar de una
existencia relativamente anodina lejos del centro cultural que tanto amaba para
ir a pasar unos años nada menos que a Londres, y ocupar a su vuelta una cátedra
en la universidad más prestigiosa del país. Ni que decir que aceptó.
Pero las cosas no fueron tan bien como parece. Soseki lo pasó muy
mal en Londres. La beca era muy insuficiente y pasó bastantes apuros
económicos. Además el choque cultural fue bastante importante. La mentalidad
japonesa chocó con la europea dejando a menudo a Soseki en la soledad. Sus
conocidos y amigos en Londres no podían comprender cosas como “ir a contemplar
caer la nieve”. La mentalidad japonesa y la occidental sufrieron varios choques
como ese. Algunos pensaban que Soseki era “un tío muy raro”. Se cuenta que
visitando la finca de un conocido adinerado, el alabó el musgo sobre las
piedras de algunos muros, y este pensando que era una crítica velada en lugar
de un elogio hizo que sus trabajadores limpiaran todas las piedras. Poco
dinero, soledad e incomprensión. Soseki se refugió en las bibliotecas y leyó
con avidez todo lo que pudo (y su obra se beneficiaría mucho de esto). Su beca
era tan escasa que no pudo ni permitirse
estudiar en la universidad de Cambrigde como era su intención, y tuvo que
hacerlo en un centro de estudios como el University College. A pesar de esa
época que el mismo calificó como los más desagradables de su vida consiguió
establecer algunas amistades que compartían su amor por la literatura.
Finalmente volvió a Japón a ocupar la cátedra en la universidad de Tokyo. Esto al menos le dio estabilidad económica, pero tampoco se puede decir que le gustara dar clases. Es entonces cuando empieza su producción literaria en forma de poemas haiku. Pero lo que le daría la fama no serían sus aportaciones a la poesía (numerosas y de calidad) sino sus novelas.
En 1905 publicó su primera novela Wagahai wa Neko de Aru conocida como “Soy un gato”. Una obra
satírica que empezó como un relato corto para la revista “Hototogisu”. Una
revista centrada principalmente en la poesía (que sigue editándose y es de las
más famosas si no la que más en ese campo). Este primer relato fue continuado
por diez entregas más a instancias de uno de los editores y se convirtió en su
primera novela.
El protagonista de esta novela es un gato, que en tono de
autosuficiencia y lenguaje propios de un noble describe la vida cotidiana de la
familia con la que vive. Es un retrato irónico y sarcástico de la vida
cotidiana en el periodo Meiji. Esta novela ha sido traducida a múltiples
idiomas e incluso ha sido adaptada en un par de películas e incluso en
animación.
Aquí se inicia una prolífica aunque lamentablemente corta carrera
que concluiría en 1916, apenas once años después con su trágica muerte a raíz
de una úlcera péptica. Durante esos años el éxito de sus novelas le permitió
abandonar su puesto en la universidad y trabajar exclusivamente como escritor
en el periódico Asahi Shimbun.
Poco después publicó lo que se puede considerar su primera novela
(Soy un gato es más una colección de relatos que una historia con hilo
conductor). En esta novela aprovechó su experiencia personal para narrar la
historia de un “señorito” venido a menos que se ve obligado a aceptar un puesto
de maestro en un pueblo y sus desventuras. En esta y otras de sus novelas
abundan personajes cómicos pretenciosos, envidiosos, egoístas. Sarcasmo y humor
agridulce salpican su obra mostrando las miserias de las relaciones humanas.
No podemos decir estrictamente que Soseki sea un autor cómico.
Cierto es que su obra tiene una importante carga humorística, pero esta está
teñida de las tragedias humanas de sus personajes. Retrata magistralmente la
hipocresía de una sociedad donde las pretensiones y el aparentar posición son
más importantes que el ser honrado. Muestra como tus “amigos” pueden fácilmente
engañarte. Abundan en su obra los triángulos amorosos. Aun así su crítica no le
exime de mostrar cariño y ternura cuando es necesario. La poesía aparece
también en su obra a menudo mostrándonos otra de sus facetas como escritor.
A día de hoy es considerado como uno de los escritores más
importantes en idioma japonés. El estudio de su obra es obligatorio en la
escuela secundaria. Por otro lado su conocimiento de la literatura occidental
hace que su obra sea fácilmente accesible para los lectores de otras culturas.
Catorce novelas, cuentos cortos, ensayo, poesía. Casi parece imposible que el
trabajo de toda una vida se produjera en poco más de una década. No tuvo una
vida larga ni durante una parte importante de ella tampoco se puede decir que
viviera feliz, pero sin duda dejó una huella en la literatura que permanecerá
para siempre.
Como es usual en los autores japoneses, no toda su producción está disponible en nuestro idioma, pero sus trabajos más representativos si que son relativamente fáciles de conseguir en diferentes ediciones. Una búsqueda rápida por ejemplo en Amazon (por poner uno) me saca varias de sus obras como “Kokoro”, “Soy un Gato”, “La puerta”, “Botchan”, “Sanshiro” e incluso varios libros recopilando sus poesías como “Sueño de la libélula” o “Tintes del Cielo”.
También hay versiones en castellano de algún manga basado en su
obra como “Kokoro” que se considera generalmente su obra cumbre.
Autores como Murakami lo ponen como su autor favorito. El gobierno
japonés reconoce su obra poniendo su efigie en los billetes de 1000 yen en 1984
(y aún circula) y para los viajeros interesados existe un parque con su nombre
y un café museo dedicado a su memoria cerca de la estación de Waseda. Su obra
ha sido editada en diferentes idiomas y adaptada al cine, cómic, series de TV e
incluso hay un manga con la historia de su vida (Botchan no Jidai)