Al haber realizado una entrada al libro “Genji Monogatari”
parece preciso dedicar otro al libro más conocido de una autora que se
considera generalmente “su competencia”: Sei Shonagon y su famoso “Libro de la
Almohada”
Muy poco conocemos de ella. Sabemos que nació en el año
966 y murió aparentemente en el 1025 o 1192. La fecha exacta de su muerte es
objeto de debate, y luego veremos porque.
Su nombre se supone que era Kiyohara Akiko o según otros Kiyohara
no Nagiko. Y digo que se supone porque no hay constancia clara de su nombre.
Shonagon (少納言) es en realidad un título que se podría traducir como
“consejero de tercer rango” dentro de la corte imperial. Básicamente un
funcionario de cierto nivel, pero sin llegar a una gran importancia. Estos
funcionarios permanecieron durante los periodos Nara y Heian, perdiendo su
posición en el Kamakura por la desaparición del poder efectivo por parte del
entorno imperial. Era tradición en la corte nombrar a una dama haciendo
relación a la posición de su padre o marido. Curiosamente ni su padre ni sus
dos maridos conocidos tenían ese rango. Sei proviene del primer kanji del
apellido de familia de su padre pronunciado en lectura japonesa.
Su padre fue Kiyohara no Motosuke. Un noble y poeta waka
que aparece como uno de los “treinta y seis poetas inmortales” recopilada por Fujiwara
no Kintō. Una recopilación de los poetas más famosos de los periodos Asuka,
Nara y Heian. También se sabe que fue gobernador de las provincias de Kawachi
(al este de Osaka) e Higo (una antigua provincia que se ubicaba en la
prefectura de Kumamoto en la isla de Kyūshū.
Se casó con Tachibana no Norimitsu a los 16 años (algo
normal en esa época) y tuvo un hijo llamado Norinaga. A los 27 entró a trabajar
como dama de compañía en la corte de la emperatriz Fujiwara no Teishi. Una de
las esposas del emperador Ichijō. Otra de sus esposas, la emperatriz Fujiwara
no Shōshi fue quien tuvo como dama de compañía a Murasaki Shikubu.
Tras terminar su servicio a la emperatriz se divorció y
se casó nuevamente con Fujiwara no Muneyo que era gobernador de la provincia de
Settsu (hoy en día esa zona engloba buena parte de la ciudad de Osaka y
Kobe) y tuvo una hija.
No se sabe mucho de lo que le ocurrió tras finalizar ese
servicio a la emperatriz, no se sabe si se casó más de dos veces y se cree que
terminó su vida entrando en el clero haciéndose monja budista.
La competencia que se le atribuya con Murasaki Shikibu
solo se asume a partir de algunas entradas del diario de esta, donde hace
comentarios un tanto mordaces sobre ella, aunque alabando su habilidad
literaria.
Antes de seguir deberíamos de hacer un breve inciso para
aclarar algunos puntos. El periodo Heian es un periodo de florecimiento
literario, sobre todo por parte de mujeres de la corte imperial. El principal
motivo es que esas mujeres tampoco es que tuvieran mucho que hacer, y además
ellas usaban el hiragana para escribir, mientras que los hombres debían de
hacerlo usando los caracteres kanji que son mucho más complicados de dominar.
Las acompañantes de las consortes imperiales competían a menudo en producciones
literarias porque los méritos de las autoras eran compartidos por la
emperatriz. Pensemos que un emperador con varias esposas implica que todas
ellas de un modo u otro compiten para darse mayor importancia.
El libro de Shonagon está muy lejos del volumen y
complejidad del de su supuesta competidora, de hecho es lo que se denomina un Zuihitsu
(随筆). Esto son escritos de podríamos llamar ensayos sueltos,
pensamientos e ideas breves. No hay un hilo conductor entre ellos. Son
literalmente un “diario de almohada” que seguramente escribía al final del día
anotando sus ideas y reflexiones, y guardaba en la almohada. Estas no son como
las que conocemos, sino que eran unos pequeños cajones de madera, a menudo huecos.
El contenido de este libro es de este tipo, e incluye
cosas tan peregrinas como cosas que le agradan o desagradan, chismes de la
corte y pequeñas reflexiones.
Algo que llama la vista al leerlas es la complejidad de
las normas de elegancia de la corte, su exclusividad y rechazo a “la plebe” por
así decirlo. Una admiración y fervor incondicional para con su emperatriz.
Aunque nos pueda parecer en ocasiones un dechado de esnobismo y clasismo,
debemos de leer esas páginas teniendo en cuenta el ambiente en el que vivió la
autora. La corte imperial era una diminuta fracción de la población del país, y
vivía en un lujo y riqueza inimaginable para el resto del país. Además la vida
en la corte incluía la posibilidad para las damas de aventuras con otros hombres,
aunque estuvieran casadas. Se cree que Shonagon también participó en estas
costumbres y así aparece reflejado de forma discreta en algunas de sus
entradas.
El libro circuló durante siglos en forma de copias
manuscritas, siendo impreso por primera vez en Japón en el siglo XVII.
Lamentablemente se conocen varias versiones y el orden del mismo se ha perdido,
siendo el actual una estimación. Como ya he comentado no es una historia con un
hilo conductor, sino una recopilación de diferentes temas.
Si es famosa no es por sus recopilaciones, sino por un
estilo de prosa extremadamente elegante, limpio y claro que se sigue usando mil
años después como ejemplo en algunas escuelas japonesas. Obviamente es difícil
reflejar eso en las traducciones.
No es el único caso de “diario de almohada” en la
literatura japonesa. Del mismo periodo tenemos al poeta Kamo no Chōmei o al
monje Yoshida Kenkō. Shonagon también escribía en la corte poesía waka y uno de
sus poemas aparece en la famosa recopilación Ogura Hyakunin Isshu (小倉百人一首).
En Español se suele editar la versión traducida por María
Kodama. Una conocida escritora, traductora y profesora de literatura argentina
casada con Jorge Luis Borges. Aunque ella nació en Paraguai, aprendió japonés
de su padre Yosaburo Kodama.
Autores como Borges u Octavio Paz han alabado esta obra
Ahora bien ¿Pero está bien o qué?
Pues empezaremos diciendo que no es muy larga, y que
necesita de una cantidad importante de aclaraciones en el texto. Las
costumbres, nombres, títulos y otros elementos de una corte de un país tan
lejano, y de un periodo tan antiguo son inevitablemente diferentes y pueden
confundir en ocasiones. El libro como ya se ha comentado es más una colección
de pequeños ensayos, listas, críticas y reflexiones de una dama del periodo
Heian. Tiene un interés indudable para entender un poco mejor la sociedad de
ese periodo, aunque quizás decepcione un poco a quienes esperen una historia o
hilo conductor.
Para los curiosos, un fragmento:
En la primavera, el amanecer. Su belleza es incomparable
cuando a medida que la luz invade las montañas y las enrojece tenuemente sus
perfiles, delgadas bandas de nubes violáceas se extienden sobre ellas
En el verano, las noches. ¡Qué bellas son cuando brilla
la luna, cuando en la oscuridad se entrecruzan enjambres de luciérnagas, o
cuando son una o dos las que vuelan solitarias con sus luces fugaces; incluso
cuando llueve!
En el otoño, el atardecer. Es hermoso cuando el sol se
acerca al contorno de las montañas, y cuando los cuervos regresan a sus nidos,
de a dos, de a tres, de a cuatro, pero más encantador aún es ver a los gansos
salvajes que vuelan alineados en el cielo distante, y nada comparable al
momento en que cae el sol y empieza a oírse el soplo del viento o el canto de
los insectos.
En el invierno, las mañanas temprano. Indescriptíblemente
bellas cuando la noche anterior ha nevado, pero también espléndidas cuando todo
está cubierto de blanca escarcha. También cuando el frío no llega a ese
extremo, pero la mañana es helada, y no deja de ser delicioso ver a los
sirvientes ir de prisa encendiendo el fuego y llevando carbón de un lugar a
otro.
Cerca del mediodía, cuando el frío ha disminuido, nadie
se preocupa por mantener el fuego de los braseros, y no es muy agradable
constatar que lo único que va quedando son blancas cenizas.